Pudo evitarse: a más de dos años del macabro asesinato de Lucio.

El niño de 5 años fue asesinado por su madre, Magdalena Espósito Valenti, y la pareja de ella, en noviembre de 2021.

Las condenas a la madre y a su pareja por el homicidio de Lucio deben ser, cuanto menos, la mínima respuesta estatal esperable, pues solo una sociedad anestesiada e insensibilizada puede descansar tranquilamente sin preguntarse cómo podría haberse evitado. Esto porque la cruenta muerte del niño fue el resultado de una crónica anunciada.

Sus tan solo 5 años de vida, estuvieron signados por una violencia física y psicológica impiadosa. Su pequeño cuerpo fue testigo silencioso de tantos padecimientos sufridos, paradójicamente, en soledad y desamparo.

Justamente, estas últimas dos palabras nos obligan a reflexionar: ¿dónde estábamos?, docentes, médicos, vecinos, amigos, operadores judiciales, fuerzas de seguridad.

Más allá del veredicto —no es el eje de estas líneas—, el desempeño de la jueza y de la asesora de menores fue evaluado en el marco de un tribunal de enjuiciamiento, lo cual se presentaba como imprescindible en este camino de verificación de responsabilidades.

 

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