ZAFFARONI: “LA CONSTITUCION DEL ´94 ES UN DESASTRE.”

Como principal ejemplo de ese desastre, Zaffaroniapuntó al funcionamiento del Consejo de la Magistratura.

Pensar en una nueva constitución es imprescindible para que a mediano o largo plazo los sectores nacionales y populares desplazados del poder político por el neoliberalismo deberán plantearse la recuperación de ese poder y una reforma de la ley suprema de la nación, sumada a una reformulación del estado, bien puede actuar como “idea fuerza”, como imán que lleve a los argentinos a reformular e institucionalizar una organización nacional acorde con el mundo de hoy.

Zaffaroni alertó sobre la marcha del mundo hacia el caos, a caballo del debilitamiento urbi et orbi del estado-nación, que deja el futuro en las manos salvajes de las corporaciones.

¿Sirve la ley, la norma, el derecho, para oponerse a ese camino?

Zaffaroni invitó, primero, a tomar conciencia del problema, como lo propone el papa Francisco en la encíclica “Laudato Si”, y luego a trabajar en todos los frentes posibles, uno, en fortalecer las organizaciones con las que contamos.

“Sostener el estado que tenemos”, dijo, reconociendo las falencias y la necesidad de reformarlo.

Propuso un fortalecimiento “por arriba y por abajo” de las instituciones, reconociendo su vigencia como la necesidad de modificaciones: “Fortalecer lo nacional en lo supranacional”, en lo regional, por arriba, y por abajo “proteger y sostener lo comunitario, lo vecinal”.

“El mundo va hacia el caos” a caballo del problema de la representación, como lo muestran las democracias “avanzadas”: Estados Unidos, Europa…”

“¿Cuál es la respuesta del gobierno francés a los atentados?”, se preguntó Zaffaroni.

En la Argentina, hay que pensar en una reforma de la Justicia que supere la que se había propuesto durante el gobierno kirchnerista, que no iba a resolver problemas de fondo, como el de la Corte Suprema y el del tribunal que decida la constitucionalidad de las leyes (¿una corte de cinco salas, un tribunal constitucional, elección ciudadana de los magistrados?).

Zaffaroni cree que son varios, serios y graves los temas que puede debatir en un futuro cercano no los juristas especiados en los alambicados y a veces oscuros pasillos del derecho, sino los ciudadanos, y se pregunta: Qué pasó con la autonomía de la ciudad de Buenos Aires?

¿Qué clase de autonomía es la de Buenos Aires? Qué pasó con sus comunas?

¿Qué es de la vida del Consejo de la Magistratura?

¿Deben tener un espacio en la Constitución los medios de comunicación masiva?

¿Qué hemos hecho y debemos hacer por el medio ambiente, de manera casi urgente?

¿Qué hacemos con los servicios de inteligencia?

¿Cómo detenemos lo que hoy es la desaparición absoluta de nuestra privacidad?

¿Qué puede hacer la norma nacional o internacional en un caso aberrante como el de Milagro Sala?



“Hablar de reforma constitucional no es hablar de un tema popular” o urgente como el de las tarifas, dice Zaffaroni, pero rescata la idea no solo como una “idea fuerza” aglutinante y movilizadora sino como un motivo para rediscutir y superar las concepciones de estado, de democracia y de república que en su momento fueron un avance y una consolidación de derechos.

0 Comentarios