MIENTRAS ENTRETIENEN CON FALSAS DENUNCIAS Y CARNICEROS, MACRI ELABORA LA GRAN TRAICIÓN: AHORA MALVINAS
Tras el Brexitt, Gran Bretaña busca recuperar sus territorios de ultramar, y la oligarquía argentina, le abre las puertas como lo hizo siempre.
Macri, a través de su canciller Susana Malcorra, empezó a desandar los logros argentinos en el orden internacional sin recibir apremios bélicos y a pesar de las indicaciones precisas de la Organización de las Naciones Unidas en beneficio de la propiedad nacional de los recursos en el Atlántico Sur y la Antártida, así como de la soberanía de nuestro país sobre las Islas Malvinas.
Tras cuarenta años de reclamos –por incluir solamente el último tramo, para no adentrarnos en otros períodos- la República Argentina obtuvo, durante la gestión nacional popular que concluyó en 2015, la admisión de su propiedad sobre territorio antártico, lo cual casi duplica la extensión del país.
Asimismo, refrendó su exigencia de establecer el diálogo sobre la propiedad de las islas, sin involucrar en el mismo a los kelpers.
A partir de Macri, los ejes de la entrega: El comunicado conjunto difundido el 13 de septiembre por los gobiernos argentino y británico propone la apertura de nuestro territorio a la explotación hidrocarburífera y pesquera inglesa, con la precisión del rol argentino: de apoyo a las necesidades de la potencia europea para tales efectos.
También admite el establecimiento de un vuelo hacia las Islas en tanto el mismo se concrete sin aerolínea de bandera nacional.
Y sugiere que las próximas gestiones sobre el destino de las Malvinas involucren a los ocupantes llamados kelpers.A comienzos de agosto, Clarín publicó en exclusiva el facsímil de la carta que la Canciller británica, TheresaMay, envió al gobierno en la que invitaba a la Argentina a iniciar negociaciones que incluyeran el tema de los vuelos y el levantamiento de restricciones a la exploración y explotación petrolera en los mares de Malvinas.
En esa línea, la periodista cipayaMaria Laura Avignolo resultó de una lucidez extraordinaria cuando aseveró, en las páginas de ese matutino que el acuerdo resulta “Un poco más moderno y evolucionado que el de Roca y Runciman de 1933, pero (…) ayuda a liberar al Reino del aislamiento en la que lo sumerge su partida de la UE y la amenaza norteamericana de ir a la cola si quieren negociar con ellos”.
Así las cosas, tras el Brexitt, el copamiento del continente europeo por el capital financiero y las dificultades crecientes de los Estados Unidos para reposicionarse mundialmente, Gran Bretaña busca recuperar sus territorios de ultramar.En medio de una nación hundida por el gobierno macrista, su historia le ayuda a alzar la mirada por encima de la mediocridad del entorno y recurrir a los apuntes de Winston Churchill sobre el lugar asignado al Sur de América.
El sentido: El acuerdo propuesto por Susana Malcorra y su par anglo TheresaMay es ruinoso para la Argentina.Equivale a lo que suele imponerse, tras un litigio sanguinario, sobre el vencido.Bien apunta el ex canciller Jorge Taiana al respecto: “En consecuencia, lo que están pidiendo los ingleses –y según lo que trasciende del comunicado– lo que el gobierno argentino habría acordado conceder es eliminar las restricciones y sanciones a la explotación ilegal de nuestros recursos naturales no renovables y renovables.Creo que se trata de una concesión lesiva a los intereses nacionales.”
El primermundismo argentino envidia la enormidad territorial de las grandes potencias, empezando por los Estados Unidos, pero cuando la Argentina alcanza esa perspectiva a través de la inclusión de miles de kilómetros bajo su control, lo primero que hace la oligarquía es entregarlos.En lugar de administrar adecuadamente lo existente para potenciarlo, y aseveran que “el mal que aqueja al país es la extensión, concepto que linda lo ridículo.Y se adoptan medidas en consecuencia.
En el comunicado bilateral puede leerse que el objetivo es “adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos.
Ambas partes enfatizaron los beneficios de la cooperación y de un compromiso positivo de todos los involucrados.En un espíritu positivo, ambas partes acordaron establecer un diálogo para mejorar la cooperación en todos los asuntos del Atlántico Sur de interés recíproco”.Pero hay un dato más, escondido aún dentro de la opacidad de la difusión alcanzada por la cuestión.
Para entender claramente: nuestro país, a través del gobierno macrista, no sólo resigna derechos invaluables en el Atlántico Sur, sino que además se compromete a coparticipar, a cambio de nada, en crímenes internacionales de alto vuelo como los promovidos por Gran Bretaña en zonas delicadas del planeta y a cooperar en la represión y el tráfico de armas según las necesidades planteadas por la potencia que encubre esas acciones detrás de los conceptos Derechos Humanos y Seguridad.
Y también renace aquella visión jauretcheana.Los oligarcas liberales argentinos son probritánicos.La defensa del interés nacional, está en el movimiento nacional y popular.
Traición: Vale la precisión: cuando afirmamos que la Argentina se rinde a cambio de nada, no estamos ignorando las prebendas personales a los autores de la ostensible traición a la Patria.Señalamos que el país, el pueblo, no logran beneficio alguno y pierden todo.Es preciso el subrayado para que nadie intente sugerir que de este modo se abren puertas a las inversiones, se mejora la inserción argentina en el mundo, se revierte la calificación internacional o alguna de las patrañas habituales para fundamentar el oprobio.No es cierto, como plantean algunos objetores sencillos, que se trata de concesiones para lograr un cargo determinado en la ONU o la titularidad temporal del G 20.El cuestionamiento es ingenuo. Con este acuerdo la Argentina se entrega abiertamente a las exigencias británicas, definidas por sus propias necesidades y por los acuerdos estructurales de ese país con su real aliado transoceánico, los Estados Unidos.
Reformula de lleno una política internacional exitosa como la desplegada durante la última década y va en contra y sin el menor beneficio, de los planteos del Papa Francisco, los BRICS en general, China y Rusia en especial y el Unasur –incluido Brasil -, pues Itamaraty sigue pensando su política estratégica. Se ha hablado mucho de traiciones en el último tramo, y se lo ha hecho livianamente. Amparados por la utilización escueta de la definición, evaluamos, que en esta ocasión la misma describe adecuadamente lo que sucede.

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