OBJETIVOS ESTRATÉGICOS DE LIBERACIÓN
Columna
del Dr. Jorge Rachid
El éxito neoliberal se basa en la
fragmentación social y en instalar la cultura del colonizado en el pueblo.
Crecer en una comunidad donde
el esclavismo está naturalizado, luchar contra el mismo es presentado como
“terrorista”, lo mismo pasa con los pueblos que a lo largo de la historia
fueron colonizados desde sus primeros tiempos. Esos pueblos también sentían
como extraños a los hombres y mujeres que luchaban por su Liberación Nacional.
Pasó en nuestro territorio,
comprendiendo el mismo como la región que abarca la Patria Grande, de los
desvelos y los pensamientos de sus Padres Fundadores: Artigas, Bolívar y San
Martín. Todos ellos lo sufrieron el embate del enemigo, padeciendo persecuciones
y exilios, traiciones y deserciones, cada uno de ellos reafirmó sus objetivos
estratégicos de Liberación, soportando las vicisitudes propias de la lucha, con
las fuerza de las convicciones.
Santander traicionando a
Bolívar, Ramírez abandonando a Artigas, Rivadavia dándole la espaldas a las
demandas de San Martín, fueron los episodios a nivel dirigencial, pero que
irradiaron hacia el pueblo concepciones y miradas diferentes en cada episodio,
confrontando las estrategias balcanizadoras del Imperio británico, dividiendo y
atomizando a la región en países sin capacidad de respuesta, frente a los
llamados “díscolos”, “populistas”, “terroristas”, “subversivos”, epítetos con
los que siempre el poder hegemónico caracteriza a los Movimientos Populares.
Así se fueron construyendo en
el consiente colectivo de los pueblos, una aceptación tácita a la conducta
sumisa del colonizado cultural, que sólo se entera de la violencia colonizadora
económica, cuando las crisis estructurales de sus países sacuden las
conciencias desde el lugar más sensible que suele ser el proyecto de vida, sus
hijos y las esperanzas deshechas, por políticas antipopulares: Ahí sobreviene
la reacción movilizadora que pone puntos de inflexión a la historia.
Frases como “lástima que
echamos a los ingleses en las invasiones de 1806 y 1807” eran frecuentes en los
años dorados del país “de las vacas gordas y los peones flacos”. Ya Alberdi
había escrito que 100 obreros argentinos nunca alcanzarían en años, la
precisión de un obrero inglés”, aunque después se arrepintió en sus memorias,
de haber sido un colonizado más. Ni hablar de Sarmiento, ejemplo de educación
sin dudas, pluma maravillosa, pero colonizado cultural con desprecio profundo
por el criollo y los pueblos originarios. Son sólo dos de cientos de hombres
emblemáticos que inundan las calles y monumentos, pero que han sido funcionales
a los imperios de turno.
Es entendible entonces que
una parte importante de la población adhiera a los postulados claudicantes como
Nación, acompañando con su voto a proyectos antinacionales. También que hable
de consensos cuando gobierna y de grieta cuando son oposición, acudiendo a
acompañar maniobras golpistas y desestabilizadoras. Esa colonización cultural
es patrimonio exclusivo de la cultura neoliberal dominante desde hace 40 años,
que no pudimos enterrar en los 12 años de gobierno peronista, donde la
prioridad pasó siempre, legítimamente, por reparar las necesidades primarias de
vida del pueblo.
Sin embargo en esos años se
consiguió avanzar en desmontar mentiras históricas, construidas por esos años
de bombardeo masivo, sobre la población sobre “los buenos y los malos”, en ese
maniqueísmo neoliberal, reduccionista y frívolo de su mirada histórica y relato
del presente. Pudimos rescatar de Juana Azurduy a Felipe Varela, desde Rosas al
General Valle, pudimos avanzar en la conciencia colectiva con Memoria, Verdad y
Justicia sobre los crímenes de Lesa Humanidad, que pretenden enterrar desde el
neoliberalismo gobernante hoy.
Esos avances sociales, solo
pueden ser desmontados, demonizando al gobierno peronista, a sus líderes desde
Cristina, desde cualquier cronista de la realidad, hasta jueces que pongan
Justicia donde no la hay. El encarcelamiento de Milagros, hasta las represiones
direccionadas, desde la flexibilización laboral hasta la privatización de las
jubilaciones, son objetivos a alcanzar por éste gobierno que avanza en la
medida que va construyendo la lógica del colonizado, derramando sobre la
población esperanzas a futuro y denostando lo realizado en el campo nacional y
popular.
Si se afianzan hoy en el
gobierno neoliberal, serán nuevas generaciones de argentinos los que crecerán
en la cultura del colonialismo, forjando una mirada europeísta en los cultural
y norteamericana en lo económico, apuntalando el individualismo, el desprecio
por lo solidario, la marginación “del otro” y la adoración del Mercado como
ordenador social, a fuerza de palos como se supone es “lo políticamente
correcto”. Ese camino estamos recorriendo y si la respuesta del campo nacional
y popular no impone la visión patriótica de la vida, la colonización cultural
pervivirá hasta el momento de la crisis, que es como siempre terminan los
procesos neoliberales.
Ser colonizado supone la
aceptación sumisa de los nuevos parámetros que impone el neoliberalismo. Así
sucesivamente van introduciendo que los derechos laborales son abusivos, que el
sistema previsional está en crisis porque los jubilados cobran mucho, que
convienen comprar hecho aunque eso le cueste el trabajo, que debemos “volver al
mundo” agachados y complacientes, pidiendo perdón por haber pretendido “ser
libres y soberanos”. Cuando eso se consolida en el inconsciente colectivo,
quienes luchamos pasamos a ser “desestabilizadores”, “agitadores”, “agresivos”,
“ignorantes” o simplemente “socios del terrorismo internacional”. La injusticia
actual y la mentira de los medios, consolida la visión. Sólo la militancia cara
a cara, sin falsos pudores logra derrotar esa cultura y siembra a futuro una
reconstrucción de la mirada de Patria Grande, americana, morena, profunda y
criolla.
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