POLÍTICAMENTE CORRECTO
Columna del Dr. Jorge Rachid
Para el Neoliberalismo, la destrucción de los
liderazgos populares, es esencial a su proyecto colonial y dependiente
No es nuevo entonces que en
pleno desarrollo de la campaña electoral, el enemigo intenta llevar al
Movimiento Nacional y Popular hacia un camino de internas, clamando por “lo
políticamente correcto”, siendo el único sector que tendría las PASO, que
confrontaría internamente, mientras los demás sectores, con listas únicas,
podrían operar sobre nuestras propias filas
Los proyectos autoritarios,
centralistas y colonizados de país, desde el inicio mismo de los tiempos de la
Emancipación fueron, asentados sobre la base de atacar aquellos proyectos
populares que encarnaban los caudillos federales en principio y luego en el
tiempo, los líderes que representaban las aspiraciones crecientes de las masas
populares, en busca de su lugar en la institucionalización de la política.
La lucha por la destrucción
de esos liderazgos fue de tal magnitud que se justificó frente a la historia,
masacres masivas, asesinatos selectivos y exilios forzados de hombres que
después fueron reparados por el tiempo, pero que en vida vivieron el oprobio de
la persecución, la denigración y el silenciamiento. Desde San Martín a Artigas,
pasando por Rosas, Juana Azurduy, Monteagudo, Facundo, Felipe Varela, López y
tantos otros, vivieron y sufrieron esas situaciones, en manos del liberalismo
colonial.
La organización nacional de
mediados del siglo XlX, no trajo precisamente una pausa en esa confrontación,
que no es más que la expresión de la lucha de dos modelos de país que a lo
largo de la historia, pugnaron por el poder. No es grieta, sino miradas sumisas
y pasibles de ser dominadas por potencias extranjeras, respondiendo a intereses
propios oligárquicos y externos coloniales por un lado, frente a las demandas
nacionales y regionales, de la integración de los pueblos con respuestas de
soberanía nacional en un marco de justicia social, es decir un proyecto de país
libre económicamente y soberano.
Claro que la irrupción de las masas populares,
el pueblo empoderado en el diseño político trajo la reacción violenta en cada
etapa de la vida nacional de los sectores que sienten desplazados sus intereses
ante cualquier intento de distribución de la riqueza nacional. Así se entiende
que cada vez que gobiernan los liberales, un país como el nuestro, con recursos
naturales, todos los climas, campos extendidos, poca población y riquezas
abundantes, el pueblo pasa hambre, represión, sufre angustias y siente la
pérdida de sus proyectos de vida, cuando se podría dar de comer, desde nosotros
a centenares de millones de personas.
Entonces es claro el diseño
de las políticas del enemigo, destruir liderazgos, denigrar políticas, humillar
al pueblo, provocar el caos necesario para imponer políticas de ajuste
económico, contratos comerciales leoninos, destrucción de la industria
nacional, endeudamiento creciente, todo en un combo perfecto de las políticas
coloniales que anidan en la matriz misma de los gobiernos neoliberales, que
entienden el poder, lo ejercen y avanzan sin escrúpulos “institucionales”.
Ante ese enemigo, las formas
democráticas habituales han sido superadas por las nuevas lógicas del Mercado,
como ideología dominante en lo cultural, que trasladada a lo cotidiano
fortalece las políticas del enemigo. En efecto los medios de comunicación
transformados en factores de poder ellos mismos, han perdido su rol
informativo, siendo arietes de políticas que tienden a fortalecer las
estrategias neoliberales, al mismo tiempo que sirven de destrucción en el
inconsciente colectivo de las políticas nacionales y populares además de sus
líderes.
Entonces debemos asumir que
se necesitan herramientas, en la práctica habitual de la confrontación
política, en el marco democrático, algo más que tener “la razón” en la
construcción tradicional de racionalismo del pensamiento clásico de lo
“políticamente correcto”. El enemigo intenta usar esas categorías para maniatar
al mismo movimiento nacional, pensemos: cuando la presión de los medios en
campaña era direccionada hacia “el debate”, como expresión de madurez política
y social, cuando en realidad es una encerrona del enemigo, con sus actores y
protagonistas guionados para destruir cualquier liderazgo popular.
No es nuevo entonces que en
pleno desarrollo de la campaña electoral, el enemigo intenta llevar al
Movimiento Nacional y Popular hacia un camino de internas, clamando por “lo
políticamente correcto”, siendo el único sector que tendría las PASO, que
confrontaría internamente, mientras los demás sectores, con listas únicas,
podrían operar sobre nuestras propias filas a través no sólo del voto
direccionado sino de los medios de comunicación, denostando a alguno de los
candidatos. En una palabra, las internas son funcionales al enemigo, ofrece una
brecha invalorable para atacarnos. Ya lo hicieron, lo seguirán intentando.
Esto no es catalogar a
compañeros que legítimamente creen que tienen sus propios espacios que
preservar, pero recurriendo a las frases de Perón: “nadie se realiza en un país
que no se realiza”. En este caso impedir el avance del proyecto colonial del
neoliberalismo es esencial para las aspiraciones de recuperación del gobierno a
futuro por parte del movimiento nacional, en donde el peronismo tiene el rol
central de aglutinar a todas las fuerzas, que den músculo a la batalla
electoral, constituyendo masa crítica sin fisuras, en sus candidaturas
nacionales.
Esa
será la lectura política del domingo post electoral, sobre las candidaturas
nacionales en general y la provincia de Buenos Aires en particular, en donde
escribir una victoria o una derrota, determinará la calidad de vida de nuestro
pueblo en los próximos dos años por el gobierno, pero a generaciones de
argentinos por el endeudamiento, que nos hará recorrer nuevamente un camino de
sacudirnos las garras del neocolonialismo económico, que ha hecho padecer al
pueblo argentino por décadas. El liderazgo de Cristina, único liderazgo vigente
en la Argentina, es el objeto del deseo del enemigo en la necesaria destrucción
del imaginario colectivo, de ahí que todos los cañones apuntarán hacia esa
expresión mayoritaria de la conciencia del pueblo, encarnada en una Líder que
ha sabido dar respuestas a ese interés popular. Preservarlo es nuestro desafío.
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