El impacto del cambio de horario en el cuerpo lo padecen quienes atraviesan varios meridianos en un corto lapso de tiempo.

¿Por qué se da?

Este desequilibrio se da porque el ritmo biológico tarda en adaptarse al nuevo horario del país de destino. Cuando se atraviesan varias franjas, se suman o restan horas a ese reloj, según la dirección en la que el pasajero se desplaza.

El impacto es mayor o menor, según la dirección del viaje


La dirección del viaje es una variable que también influye en la alteración del ritmo biológico: si el trayecto es hacia el oeste, las consecuencias son menores; mientras que si es hacia el este, son mayores.

Esto ocurre porque el reloj corporal generalmente excede las 24 horas, por lo que es menos nocivo alargar el día que acortarlo.

¿Qué genera?


La consecuencia más común es cansancio y sueño durante el día e insomnio durante la noche. Pero el jet lag también causa otras incomodidades como dolor de cabeza, irritabilidad, náuseas y malestar estomacal en casos extremos.

¿Qué hacer para evitarlo?


Si el vuelo es hacia el este, dormir una hora antes y comer poco antes de embarcarse. Si es hacia el oeste, acostarse una hora después y comer más tarde.

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