Dos años y cinco meses se tardaron en reconocer la grave equivocación de votar a un gobierno que obedece a intereses foráneos como propios.

De esa ecuación surge, a modo de estampida el descontento colectivo, la indignación, y en la mayoría de los casos, la impotencia. Esos votantes que estaban, según ellos, cansados de las cadenas nacionales de Cristina, - en las cuales los anuncios que se comunicaban  databan de más derechos y mejoras para el ciudadano común y, teniendo resueltas las necesidades básicas de bienestar social - exigían al gobierno, fogoneados por algunos sindicalistas que se situaban entre las dos veredas, la eximición del pago de ganancias en los salarios, así fueron directamente a las urnas a poner la cabeza, suyas y las de sus descendientes, dado a que quienes votaron endeudaron, no solo a ellos sino al 49 % restante, y por 100 años, a través de un préstamo cuyo monto profugaron a islas paradisíacas, donde habitualmente ocultan el botín.

De este modo, este 51 % puebla los canales de televisión contando las peripecias, los tarifazos que no pueden ya pagar, las medicaciones que ya no tienen, y el plato de comida ausente en la mesa familiar. Mientras Macri juega al golf en Chapadmalal y "aconseja" al común denominador de argentinos, (los que no fueron alumnos del Cardenal Newman) "que se acostumbren a vivir con menos".

La Argentina pasó de ser un país serio y en crecimiento contínuo, desendeudado y con un consumo interno que exhibía el ascenso en la calidad de vida de los argentinos, a deber por más de 100 años, condenando a sus ciudadanos a sobrevivir y en camino directo e inmediato a la bancarrota total.

Es así que ese 51 % hizo un "Mea Culpa" y por la señal de C5N, este sábado muchos de ellos reconocieron ante cámaras, en primer plano, frente a Adrián salonia y Abigail Lasalle lo siguiente:

"Pedimos perdón al 49 % de los argentinos, que por nuestra culpa y nuestra grave equivocación, todos estamos padeciendo esta miseria, por haber votado a Macri, que es lo peor que le pudo pasar a la Argentina"....nos quejábamos de las cadenas nacionales y del impuesto a las ganancias y no nos dábamos cuenta lo bien que vivíamos. Ahora no tenemos para comer, mucho menos para pagar la luz o el gas.

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