Dólar, tasas y bicicleta financiera: ¿nos convertimos en una sociedad "idiota"?
Por: Federico Mana
¿Por qué la economía
se volvió un pilar de nuestra sociedad? ¿Siempre la política estuvo
atada a lo económico? En épocas turbulentas, bien podemos preguntarnos
cuáles son los orígenes de la tragedia.
Aún
si no somos capaces de entender tecnicismos económicos ni conocer
exactamente cuáles son los procesos que inciden directamente en el valor
del dinero, bien sabemos que los vaivenes de la economía
se sufren en primera persona. Así entonces comprendemos que la economía
está presente en casi todas las dimensiones de nuestra vida y que
directa o indirectamente, los cambios a niveles enormes o pequeños
habrán de afectarnos. Es por ello también que pareciera que toda
política está orientada a lo económico y que señalaremos como buen
gobernante a aquel que sea capaz de establecer un equilibrio financiero
para la gran mayoría de las personas.
Pero
¿debemos aceptar esta situación como natural, como si fuese la única
realidad posible? Sabemos que el origen de la palabra viene del griego
antiguo, de la conjunción de los términos oikos y nomos lo que en una
rápida traducción podríamos denominar como "las leyes de la propiedad".
Sin embargo, oikos no sólo representa la casa o la propiedad, sino
aquella entidad que posibilita la producción y cuidado de los bienes
personales; es decir, para los griegos podía señalar tanto el hogar
físico, como el conjunto de propiedades de un hombre libre entre los que
se encontraban su mujer, sus esclavos, sus animales y todo lo que
entrase en los límites de su hacienda. La economía nace así como un
pensamiento tendiente a administrar de la mejor forma lo que es propio.
No obstante, pese a esta etimología griega, lo que se pensaba en la
antigüedad dista mucho del valor que hoy tiene la palabra. De hecho si
bien todo hombre libre debía ser responsable con sus bienes, cuidarlos y
hacerlos fructificar, no podía bajo ningún término darle prioridad a
ello antes que a su vida pública, que a legislar en la polis a través de
la asamblea, a menos que quiera ser señalado como un idiotes. En resumidas cuentas, la economía privada no podía ser más importante que la cuestión pública y política.
¿Podría
pensarse en la actualidad una distinción entre la labor política y la
economía? Los modos de vida han cambiado y por "económico" entendemos a
aquella ciencia que estudia la producción de bienes y servicios, al
mismo tiempo que buscamos nombrar a la dimensión productiva que logra
que los humanos seamos capaces de crear nuestras propias condiciones
materiales de existencia. Por ello gobernar es garantizar que estas
condiciones sean de alcance global, incluyendo a la totalidad de la
población. Aunque, en una época económica regida por el mandato único de
aumento indefinido del capital por el capital mismo ¿seguimos buscando crear nuestras condiciones materiales de existencia o sólo pretendemos la acumulación de bienes?
La "bicicleta financiera", la políticas monetarias, los LEBAC o la
cotización misma del dólar como termómetro social, parecieran ser
muestras de que lo rige a nuestra economía es el ámbito financiero en
donde se pone el foco únicamente en el valor del medio que hemos
inventado para intercambiar bienes: el dinero. Incluso
solemos medir nuestro propio éxito o valor en función de la cantidad de
dinero que tenemos o somos capaces de generar… ¿No sería esto una
especie de retorno a la economía griega antigua, en donde se piensa
únicamente en la correcta administración de lo propio?
En
definitiva podemos preguntarnos: ¿no nos habremos convertido en una
sociedad "idiota" preocupada sólo por sus intereses en detrimento de lo
público? Quizás aunque esta pueda ser una observación certera, la
situación que se nos presenta tiene tintes de irreversibilidad, por lo
que pretender que la economía no ocupe un lugar central en el desarrollo
humano es más que nada una utopía. Por ello, si coincidimos en este
punto, la cuestión relevante a poner en tensión es pensar qué tipo de
economía elegimos que nos rija: si una basada en la producción racional
para la supervivencia de nuestra especie en equilibrio con el ambiente o
una basada en la acumulación por la acumulación en sí misma,con reglas especulativas que logran el enriquecimiento de algunos en función del empobrecimiento de muchísimos otros.
*Federico
Mana es licenciado y profesor en Filosofía, actualmente está haciendo
el doctorado en filosofía en la Universidad Nacional de Lanús. Es
docente en el nivel de enseñanza media y ha participado en diversos
congresos académicos dentro y fuera del país. Desarrolla diversas
actividades de difusión en medios como así también conferencias y
charlas abiertas al público en general.
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