Columna de Alfredo Zaiat
Economista
La intensificación de la corrida cambiaria
de los dos últimos días tiene su origen en un acontecimiento que para
los grandes jugadores del mercado local e internacional no pasó
desapercibido: se cayó el acuerdo con el Fondo Internacional firmado
hace menos de tres meses.
El martes a la mañana, Macri reconoció, en un breve mensaje, que su gobierno no puede cumplir
con las metas de variables claves del pacto definidas por el entonces
presidente del Banco Central, Federico “Yo no me quiero ir”
Sturzenegger, y el que era ministro de Finanzas, Luis Caputo, y hoy
principal mesadinerista del BCRA. La imposibilidad de acercarse a los
compromisos asumidos con el Fondo fue el verdadero anuncio de Macri y, posteriormente, ratificado por el ministro
de Hacienda, Nicolás Dujovne.
El desastre que provocaron fue que lo informaron sin tener cerrado
uno nuevo ni, al menos, definido en términos políticos con el Directorio
del Fondo. La titular del FMI, Christine Lagarde, difundió un
comunicado con lo único que podía decir: que continúa el apoyo a la
administración Macri y que se va a iniciar la tarea de renegociar el
acuerdo.
No podía hacer otra cosa porque la caída de la economía
macrista también es su caída, por haber lanzado al FMI, otra vez más, a
financiar una experiencia neoliberal que termina en caos. Dujovne viaja
de urgencia a Washington para renegociar los parámetros del nuevo
acuerdo, con otro Memorándum de entendimiento y otras metas
cuantitativas y cualitativas.
Su aprobación tardará entre dos y cuatro
semanas. Es un tiempo que parece una eternidad en el actual escenario de
naufragio de la economía macrista. Es un espacio de incertidumbre
extraordinario, que es lo que se refleja en las cotizaciones del tipo de
cambio, las acciones y los bonos.
La reacción del Banco Central de subir las tasas al 60 por ciento
anual y del encaje bancario en 5 puntos es más preocupante aún que la
búsqueda de secar de pesos la plaza financiera para evitar presiones
sobre la paridad cambiaria. Es más inquietante porque la propia entidad
monetaria anunció que va a mantener ese nivel astronómico de tasas hasta
diciembre, lo que implica que la caída de la economía va a ser todavía
más pronunciada, con los consiguientes costos sociolaborales inmensos.
Para evitar el colapso financiero, que parece inevitable, el Gobierno
avanza en el colapso de la economía real.
Los reclamos de cambios en el elenco de ministros, específicamente la
renuncia del jefe de Gabinete, Marcos Peña, son irrelevantes en medio
de la actual crisis. Quienes piensan que realizar un trueque de
figuritas modificará la tendencia del derrumbe no entienden la dinámica
propia de los mercados ni el origen de la crisis de la economía
macrista.
Para quienes están ansiosos por el final de este gobierno,
deberían tener un poco más de paciencia porque cada vez queda menos
dudas en la sociedad acerca de quienes son responsables del naufragio,
pero todavía no sucedió el desenlace final con sus dramáticas
consecuencias. En esa instancia inevitable debe estar identificado con
claridad cada uno de los integrantes del gobierno, los que están y los
que fueron despedidos, para que quede en evidencia quienes fueron los
únicos culpables del hundimiento de la economía.
La crisis del 2001, que en estos días muchos han empezado a recordar,
tuvo a Domingo Cavallo como detonador por ser el autor del corralito,
pero el default de la deuda quedó en manos de Adolfo Rodríguez Saa y la
megadevaluación, en Eduardo Duhalde. Esas medidas ineludibles y
desesperadas, que derivaron en desocupación y pobreza récord, fueron el
saldo de la política económica neoliberal de los ‘90, en el marco de la
convertibilidad, siendo los principales responsables Carlos Menem y
Domingo Cavallo, con su continuación en Fernando de la Rúa y José Luis
Machinea.
El naufragio de la economía macrista con sus consecuencias debe
reconocer como responsables plenos a Macri con Alfonso Prat Gay
y Nicolás Dujovne, en Economía, y Federico Sturzenegger y Luis Caputo,
en el Banco Central. No sería justo con la historia de la noche
macrista, iniciada el 10 de diciembre de 2015, que otros tengan que
hacerse cargo de la parte más traumática del colapso.
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