Al mejor timbero de Argentina le arrebataron este martes u$s200 millones a $29,40 por unidad
(en promedio, porque llegó a vender a $29,37). El problema es que los
dólares eran de todos los argentinos, que los pagan con desempleo,
recesión e inflación, para engrosar las ganancias de una elite de bancos de la City
porteña.
El mercado fue por los u$s500 millones que el Banco Central puso sobre la mesa, pero los quiso pagar tan baratos que hasta a Luis "Toto" Caputo le pareció que era mucha la avaricia y apenas entrego los u$s200 millones.
La maniobra no fue de alta complejidad: simplemente bajaron el precio
de la divisa en la apertura del mercado con algunos pocos millones
operados, compraron las reservas baratas del Central y volvieron a
llevar el precio a valores similares a los del lunes. Demasiado simple.
Mientras
el Central fracasaba otra vez en la pulseada con el mercado, desde el
Palacio de Hacienda se anunció un conjunto de medidas destinadas a subir
los ingresos y bajar los gastos del estado por $65.000 millones (o el
equivalente u$s 2.150 millones) en una combinación que vuelve a mostrar
la esencia del modelo económico que lleva adelante la pésima administración de Macri: el Gobierno eliminó reintegro a las exportaciones
industriales por $34.000 millones y subió las retenciones a la venta de
productos elaborados de la soja por $13.500 millones. En cambio, no tocó un peso a los exportadores de granos de soja. La consecuencia: premio a la exportación de productos primarios y castigo a la exportación de manufacturas de origen industrial o agropecuaria.
Probablemente
no se sienta en los ingresos nominales de las familias. No es una
reducción de salarios, ni es mayor inflación a la prevista. Pero se trata de $47.500 millones menos que estarán en la economía, provocando menos actividad industrial y comercial y golpeando sobre el empleo.
El
destino de esos recursos será el pago de la deuda contraída por el
Gobierno en los últimos tres años. Aún así no alcanzará, por lo que cada
semana o semana por medio se dará a conocer una nueva medida de
austeridad fiscal, ya sea recorte del gasto o suba de impuesto, que
genere esos sobrantes de pesos para pagar a los acreedores.
Ni
los u$s200 millones que entregó este martes el Central a los bancos a
poco más de $29 cada uno, ni los $47.500 millones que se le sacarán a la
industria, ni los $35.000 millones que no repartirá la Nación entre las
provincias y los municipios del Fondo Sojero serán para financiar
proyectos de desarrollo o programas de inclusión.
Cada uno de esos pesos será destinado a pagar deuda y satisfacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional.
Probablemente, el mercado entienda que es una buena señal que el
Gobierno esté tan comprometido con cumplir las metas del acuerdo, pero
también sabe que hacerlo es generar una recesión que en cada medida se
profundiza y extiende en el tiempo.
Y en una economía en recesión con la
mitad de su capacidad de producción ocioso nadie cree que sea una buena
oportunidad para invertir en la economía real ni un buen cliente para
seguir prestándole dinero. la política del espiral, con cada ajuste achica la economía y obligará a un nuevo ajuste que hará más chica la torta hasta que se perfore la resistencia de la sociedad.
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