Después de la tragedia ocurrida el jueves 2 de agosto, donde murieron por un escape de gas, la
vicedirectora Sandra Calamano y el auxiliar Rubén Rodríguez. Calamano
estaba a cargo de la escuela 49 de Moreno. Por la muerte, sus colegas
de las 270 unidades educativas del distrito inauguraron una
modalidad inédita: se reúnen como directivos autoconvocados y juntos se
niegan a que las escuelas funcionen bajo peligro.
Vidal tiene la responsabilidad absoluta por las condiciones de escuelas, docentes,
chicas y chicos. Pero no sólo sabía qué pasaba. Además, había recibido
una presentación formal. La hicieron el 2 de mayo último todos los
gremios docentes bonaerenses y este diario tiene una copia del ejemplar
firmado por su departamento de audiencias.
“Vidal y Sánchez Zinny son responsables por no haber solucionado los
problemas de infraestructura que conocían”, dijo Inés Busso, del Sindicato Argentino de Docentes Particulares. Busso fue
una de las firmantes de aquella presentación del 2 de mayo. “Los
problemas los planteamos siempre en las paritaria”, subrayó. “Vidal
sabía y Sánchez Zinny sabía, y son responsables.”
“El 16 de diciembre de 2015 la gobernadora recibió a los secretarios
de los gremios docentes y entre otras cosas ya entonces hablamos de
infraestructura”, dijo María Laura Torre, adjunta del Sindicato
Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires. “Después del
jueves hay miedo. Y la escuela no puede ser eso. La gobernadora nos
tiene que devolver a los bonaerenses la posibilidad de entrar a una
escuela como el lugar más seguro que tienen las familias, las
trabajadoras y los trabajadores de la educación.
” Dijo que también sabía
todo Eduardo Finocchiaro, el actual ministro de Educación de la Nación y
anterior director general de Cultura y Educación bonaerense, y lo mismo
el ministro de Trabajo Marcelo Villegas, “que no convocó a la comisión
de infraestructura”. Villegas “presiona a los docentes cuando paran pero
es incapaz de reunirse”, dijo Torre, que en su carrera llegó a
directora. “Ni Vidal ni Sánchez Zinny ni Villegas fueron al distrito a
dar la cara o a hablar con los familiares de los muertos. Debe ser
porque nos tienen desprecio.”
Gabriel Sánchez Zinny es el director general de Cultura y Educación,
el funcionario de más alto rango del gabinete porque es el único que
según la Constitución bonaerense solo puede ser designado con acuerdo de
los senadores.
Sánchez Zinny también es responsable primario como Vidal y, al igual
que la gobernadora, no solo conocía la infraestructura calamitosa de las
escuelas sino que recibió presentaciones formales el 17 de agosto y el
25 de septiembre de 2017. Cada una de las notas pide conversar, entre
otros temas de agenda, de “Infraestructura escolar: plan de
mantenimiento, refacciones y construcciones”.
La presentación del 2 de mayo dirigida a Vidal es todavía más larga.
Señala que hay “algunas variables educativas de urgente tratamiento” y
menciona temas de infraestructura escolar. Dice: “Hay graves
deficiencias edilicias, falta de refacciones, construcciones de aulas y
edificios escolares, obras paralizadas desde el inicio de su gestión”.
El efecto es que “miles de niños, jóvenes y adultos iniciaron el ciclo
lectivo a fines de abril, funcionando con turnos alternados, reducidos o
en espacios no aptos para la tarea educativa”. Detalle que “otros miles
lo iniciaron en condiciones precarias”.
Los dirigentes gremiales no fueron recibidos por Vidal. Un empleado
les recogió el documento en la calle, fue hasta adentro, selló la copia y
la devolvió con la constancia y la firma.
La documentación acumulada se suma a un documento clave: el
acta-acuerdo . Lo firmaron Sánchez
Zinny, el intendente de Moreno Walter Festa y el interventor de Sánchez
Zinny en el Consejo Escolar, Sebastián Nasif. Establece que los fondos
vendrán de la provincia y asigna a cada parte una responsabilidad en la
coordinación de las obras. El Consejo Escolar dependiente directamente
de Sánchez Zinny debía ocuparse del gas.
La táctica del oficialismo es concentrar los problemas en los
distritos o desviar la atención hacia las pericias. El máximo referente
de Cambiemos en Moreno, el ex senador Aníbal Asseff, dijo a la web local
Desalambrar: “No hay que adelantarse, es como si uno quisiera hacer un
juicio de valor por lo que sucedió en la casa del senador Naidenoff
donde murió toda su familia u otros hechos por pérdidas de gas”.
Se
refería a la muerte por inhalación de gas de la mujer y el hijo del
senador radical Luis Naidenoff, en junio en su casa. Asseff no
distinguió entre un sitio público como una escuela y uno privado, y
omitió que Sandra Calamano había reclamado por escrito sobre las
pérdidas de gas.
El antecedente cercano de la renuncia de la contadora general María
Fernanda Inza por el escándalo de los aportantes truchos, y las imputaciones en procesos penales y civiles por las muertes de Moreno,
desparramaron el “sálvese quien pueda” en el Gobierno de la provincia de
Buenos Aires Cunden los nervios en el trío
que forman Vidal, Sánchez Zinny y el encargado de Infraestructura Matías
Nicholson.
El temor en los altos niveles de la administración bonaerense no
viene de los paros y las marchas de los docentes. Los funcionarios temen
que directores y directoras sigan explicando en público la calamidad de
las escuelas en ruinas, con peligro grave para chicos y docentes, y que
les llenen los despachos de La Plata de documentación respaldatoria.
En Moreno los directivos estrenaron la modalidad de autoconvocarse el
sábado a la tarde. La repitieron ayer y mantendrán un tercer encuentro.
“Asumimos nuestra responsabilidad y defendemos a la comunidad educativa
entera, porque no se podía seguir con escuelas de paredes
electrificadas, bajo peligro de derrumbe o a punto de estallar por las
pérdidas de gas”, dijo un subdirector que pidió reserva de identidad.
“La novedad es que antes los directivos les teníamos miedo a los
sumarios de los inspectores que respondían a Sánchez Zinny cuando
querían castigarnos si cerrábamos una escuela por gas o fallas de la luz
y ahora, en cambio, el pánico es a la muerte de docentes o chicos”,
explicó una directora que también habló a condición de mantener su
anonimato.
La táctica de Vidal: ordenó mandar gasistas a las escuelas de Moreno y a las escuelas de otros distritos en situación crítica. Los envió Sánchez Zinny. Estuvieron desde la mañana revisando pérdidas en las escuelas y dejando constancia de las fallas.
Un funcionario educativo con formación en Educación Física iba recogiendo las actas. La constatación no había terminado anoche.
La reacción oficial después de las muertes evitables indica dos cosas:
Una, que Vidal y Sánchez Zinny estaban perfectamente al tanto de la catástrofe que son las escuelas públicas de Moreno.
Otra, que la gobernadora y su miembro del gabinete de más alto rango
quieren descentralizar el impacto enorme de las dos muertes. Buscan que
el efecto quede encerrado dentro de los límites de Moreno y que no les
genere costos políticos.
Sánchez Zinny ya desde antes no podía deslindar su responsabilidad ni
alegar ignorancia. Firmó un acta en
que los arreglos de gas dependían de un funcionario puesto por él,
Sebastián Nasif.
Vidal tampoco ignoraba la situación: todos los gremios docentes de la
provincia de Buenos Aires le pidieron audiencia el 2 de mayo. Y el 17
de mayo llevaron a la Legislatura y a la oficina de Sánchez Zinny las carpetas que incluían la cuestión de las deficiencias en las escuelas.
Dos hechos públicos. Tan públicos como las muertes del jueves.
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