En 1911 el diputado socialista Alfredo Palacios había presentado el
primer proyecto de ley de voto femenino en el Parlamento Nacional,
faltaba aún un año para que se sancionara la Ley electoral conocida como
Ley Sáenz Peña de voto secreto, universal (o sea masculino en el
lenguaje político de la época) y obligatorio. El proyecto de Palacios ni
siquiera fue tratado sobre tablas.
Las mujeres eran consideradas
incapaces por el Código Civil de 1871. Recién en 1926, por la Ley
11.357 alcanzaron la igualdad legal con los varones, aunque esa
igualdad, que estaba muy lejos de ser respetada en los hechos, era tan
relativa que no incluía el derecho al voto ni la patria potestad
compartida.
Desde aquel proyecto de Palacios de 1911, se presentaron otras 22
iniciativas legislativas hasta que el 9 de septiembre de 1947 pudo
sancionarse finalmente la ley 13.010 que establecía en su primer
artículo:” Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos
políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o
imponen las leyes a los varones argentinos.”
El 23 de septiembre Evita debutó como oradora en el balcón de la Casa
Rosada, lo haría para hablar ante una multitud convocada por la CGT que
celebraba la obtención el voto femenino. Comenzaba a sonar estridente y
metalizada por los altavoces, aquella voz enérgica que quedaría para
siempre en el recuerdo de todos los argentinos, los que la amaban y los
que la odiaban. Aquella voz inconfundible dijo entonces:
“Mujeres de
mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la
ley que consagra nuestros derechos cívicos.” Y remarcó que se trataba de una “..victoria
de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses
creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”.
Lejos de alegrarse las dirigentes opositoras de todo el arco político
desde la izquierda a la derecha, que venían luchando por lograr el voto
femenino y la total integración de la mujer a la política, sintieron
que Evita les arrebataba una reivindicación histórica y una anhelada
conquista.
Lo mismo que sucede hoy con CFK.
A 71 años del voto femenino, tres historias en primera persona, de las primeras mujeres que votaron y que reviven cómo fue la primera vez que ejercieron su derecho.
Julia, Nancy y Adela
fueron parte de la primera camada de mujeres que ejerció su derecho al
voto femenino. La ley 13.010. fue promulgada el 23 de septiembre de
1947, pero se aplicó recién cuatro años después en la elección
presidencial del 11 de noviembre de 1951.
Julia
recuerda a la escuela en la que concurriò, repleta de gente. Las mujeres iban del brazo de
sus maridos y se agrupaban en una fila separada a la de los hombres.
Ellas tenían una sutil sonrisa en la cara. "Aunque no lo decíamos, las mujeres lo deseábamos", confesó al recordar su primera votación.
Era el 11 de noviembre de 1951,
la primera elección en donde las mujeres tuvieron la posibilidad de
ejercer su voto .
Julia, con sus 88 años fue parte de la primera camada
que lo vivió con muchísima emoción.
"Era algo totalmente nuevo. Tenía cierto temor porque no sabía muy bien qué es lo que iba a pasar". "Fue
un día con mucha alegría más allá del resultado, porque por primera vez
se tenía en cuenta la decisión de toda la sociedad y no ya la de un
sólo sector".
En su primera elección, Julia votó a Ricardo Balbín. "No me acuerdo muy bien quién estaba, pero toda mi vida voté por los radicales", expresó.
En 1951 Perón logró su reelección con más del 63% de los votos.
Nancy recuerda que todavía no se había casado. Tenía 18 años y fue
con su mamá. "Era una escuela de San Telmo, no recuerdo el nombre, pero
me sorprendió la cantidad de gente que había". "Me acuerdo perfectamente
cómo era la cola que hice, toda de mujeres, y por quién voté". Nancy
nació en 1933 y votó por el socialista Alfredo Palacios.
"Para
mí era algo totalmente nuevo, no sabía qué hacer. En mi casa mucho no
se hablaba, porque mi papá hacía años que había dejado de votar", contó.
"No se hizo mucho ruido al respecto. Estábamos contentas, pero todo se
hacía con tranquilidad. No es como ahora que las mujeres salen a la calle", agregó.
Adela
tiene 95 años y el 11 de noviembre de 1951 fue a votar junto a sus
cuatro hermanos. "Recuerdo que fue todo muy raro. Nosotros no salíamos
mucho de nuestra colectividad judía y nos encontramos con muchísima
gente, era algo totalmente nuevo para mí", contó.
La mujer, que luego trabajó muchísimos años como remalladora de medias, recuerda que votó a Ricardo Balbín. "Yo votaba lo mismo que mi papá, por los radicales", confesó.
Adela es la tercera de cinco hermanos y se autodenomina como "importada". Nació en Polonia y durante su infancia sus padres decidieron migrar a la Argentina. "Cuando fui a votar por primera vez me sentí ciudadana argentina.Sabía que este iba a ser el lugar en el que iba a vivir el resto de mi vida", dijo. Y así fue.
Tres historias que expresan la libertad de elección dada por un gobierno peronista.. Estas mujeres no votaron a Perón, pero dejaron de ser habitantes para pasar a ser ciudadanas en virtud de la Ley que Perón puso en vigencia.
Posiblemente, la falta de conocimiento con respecto a la política, en una época donde las mujeres tenían altas limitaciones, llevaba a seguir los cánones familiares, a pesar de que los nuevos derechos los otorgaba un gobierno Justicialista, como en estos tres casos que tomamos al azar.
Hoy nos enfrentamos a otras formas de conducir a un pueblo a equivocarse: Los medios hegemónicos, por ejemplo, repitiendo mentiras a lo largo de las 24 horas de sus emisiones, por lo tanto, lo recomendable es apagar la tele y abrir los libros de historia.
La cuenta es simple: En el debe y haber, se pueden anotar todas y cada una de las medidas que obraron en beneficio de los argentinos y en la otra columna, que beneficios que les quitaron a los argentinos, y no olvidar los encabezados, por supuesto, que indiquen gobierno y a que partido pertenece. El saldo que arroje, depende de cada argentino..
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