Comodoro Py: Cristina presentó un escrito por las 8 acusaciones armadas en su contra.
La ex presidenta se presentó en los tribunales de Retiro en medio de un fuerte operativo de seguridad y no contestó preguntas.
La ex presidenta Cristina Kirchner presentó este lunes un escrito en los tribunales federales de Comodoro Py, donde fue citada por el juez Claudio Bonadio
 por ocho hechos de corrupción, siete de los cuales son derivados de la 
causa de las fotocopias de los cuadernos, las anotaciones que hizo Oscar Centeno, chofer 
del ex funcionario del kirchnerismo Roberto Baratta.
El escrito completo 
Señor Juez:
Cristina Fernández de Kirchner, por mi propio derecho, en el marco de las causas Nº 9.608/2018, 3.710/2014, 10.456/2014, 13.816/2018, 13.820/2018, 18.590/2018, 15.386/2018 y 18.704/2018,
 todas del registro del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 
Federal Nº 11, manteniendo el domicilio constituido en autos, digo:
1.
 En el día de la fecha he sido convocada a prestar declaraciones 
indagatorias múltiples y simultáneas, en ocho supuestas investigaciones 
judiciales. Así, y en una suerte de función de cine continuado, se 
pretende hacerme responsable, una vez más, de la misma presunta 
asociación ilícita por la cual ya estoy siendo investigada ante otro 
Juzgado de este fuero y ante dos Tribunales Orales.
Indudablemente,
 se trata de un hecho inédito en los anales de la jurisprudencia, que 
puede comprenderse en el marco de una persecución y ensañamiento al que 
sólo se atrevieron gobiernos totalitarios en tiempos en que el Estado de
 Derecho se encontraba suspendido. Aunque debo reconocer que en términos
 cinematográficos, esta película merecería recibir un Oscar por su 
originalidad.
2. Básicamente, esta nueva movida judicial
 tiene su origen en la a esta altura escandalosa y bochornosa “causa de 
las fotocopias”, cuyos antecedentes pueden ser resumidos de la siguiente
 manera:
a. El expediente se inició en 
base a simples fotocopias de unos supuestos cuadernos que nunca se 
vieron y que finalmente dijeron que habían sido “quemados en la parrilla
 de un patio”. Literal. Concretamente, según la versión oficial, un ex 
miembro de las fuerzas de seguridad y confeso antikirchnerista se habría
 apropiado de manera ilegal de estos supuestos cuadernos para 
entregárselos a un periodista que, dijo, le inspiraba confianza.
b.
 El periodista elegido fue Diego Cabot del diario La Nación -ambos, 
periodista y diario, furibundos antikirchneristas simpatizantes del 
gobierno de Cambiemos-, quien le llevó su supuesta investigación al 
fiscal Stornelli -acusado de extorsionar empresarios e imputados en esta
 misma causa-. Este cuestionado fiscal, violando todas las reglas 
vigentes en materia de competencia, decidió formar actuaciones 
complementarias y entregárselas al juez Bonadío, dando lugar a un caso 
obsceno de fórum shopping.
c. A partir 
de simples fotocopias, el juez ordenó la detención de decenas de 
personas con el indisimulable propósito de presionarlas y obligarlas a 
recitar un libreto que ya estaba armado, esto es: que los anteriores 
gobiernos constituían una “asociación ilícita”. La suerte de quienes no 
se adhirieran a semejante maniobra fue graficada por Stornelli con la ya
 famosa frase “no habrá sortijas para todos”, palabras que seguramente 
pasarán a la historia como muestra del descaro con el que se ha 
procedido en el expediente.
Eso sí, a los familiares más
 cercanos del Presidente de la Nación no les fue necesario retirar sus 
sortijas en la Fiscalía de Stornelli, ya que éste se las llevó 
personalmente a la Quinta Presidencial de Olivos. Como era obligatorio, 
mi defensa reclamó que se llevaran a cabo medidas probatorias para 
acreditar este vergonzoso episodio que fuera ampliamente difundido por 
los mismos medios de comunicación afines al gobierno, pero el juez no 
hizo lugar a tal petición, bajo el siempre útil latiguillo de que la 
misma no era pertinente.
d. No obstante
 lo dispuesto de manera expresa en el art. 6 de la “Ley del arrepentido”
 (Ley Nº 27.304), el fiscal deliberadamente omitió registrar por medios 
audiovisuales las declaraciones de los presuntos arrepentidos.
Hoy,
 y a la luz de los testimonios, declaraciones, grabaciones y otras 
pruebas que han surgido sobre la operatoria del Juzgado y la Fiscalía a 
cargo de Bonadío y Stornelli, respectivamente, está más que claro que se
 procedió de esta manera para que no quedaran huellas de cómo estas 
personas fueron extorsionadas y sus manifestaciones tergiversadas y/o 
armadas, claro está, siempre en mi contra.
Sobre esta 
capital cuestión, que no es una mera elucubración de mi parte, pues 
encuentra sustento en declaraciones públicas formuladas por periodistas 
que jamás han tenido simpatía con mis posiciones políticas, tanto el 
juez como la Cámara de Apelaciones rechazaron todas las medidas de 
prueba reclamadas, pese a los reiterados pedidos que fueron efectuados.
Es
 más, en otra demostración de cómo se oculta la verdad y hasta qué 
niveles han llegado los abusos de poder, el titular de este Juzgado 
formuló una denuncia en contra de quienes hicieron públicas las 
prácticas deleznables que se vienen cometiendo en la “causa de las 
fotocopias”; ello, con el pícaro propósito de bloquear la posibilidad de
 que los denunciados fueran citados como testigos. Llamativamente -o ya 
no tanto-, la denuncia de Bonadío recayó en el Juzgado de Ercolini, cuya
 funcionalidad para atender este tipo de emergencias se ha tornado una 
práctica bastante conocida.
Pero si alguna duda cupiere 
sobre la manipulación de las declaraciones de los arrepentidos, basta 
con recordar que el propio Stornelli, en una de sus habituales giras por
 las pantallas de la prensa oficialista más recalcitrante, reconoció que
 omitía consignar fielmente en las actas todo lo que, supuestamente, le 
decían estas personas sometidas al régimen del “imputado colaborador”.
e. En
 el marco de procedimientos espectaculares con los que se captó la 
atención pública durante varios días, mis domicilios de la ciudad de 
Buenos Aires, Río Gallegos y El Calafate fueron allanados, con el 
augurio de que serían encontradas bóvedas, compartimientos secretos y 
varios millones de dólares que habrían transitado a través de los 
circuitos de la corrupción.
Nada de ello ocurrió.
Sin
 embargo, para que la decepción fuera disimulada, Bonadío ordenó el 
secuestro de un montón de elementos que nada tienen que ver con el 
proceso, haciendo caso omiso a las instrucciones impartidas por el 
Senado de la Nación cuando, incluso con mi voto afirmativo, autorizó la 
medida.
Ni siquiera se salvaron los atributos 
presidenciales que Néstor Kirchner y la suscripta recibiéramos al haber 
sido elegidos democráticamente como titulares del Poder Ejecutivo de la 
Nación.
f. En este contexto, pese a que
 no existía prueba alguna en mi contra y sin posibilidad de ejercer 
mínimamente el derecho de defensa en juicio, fui procesada, 
naturalmente, por el delito de asociación ilícita, al que se le sumaron,
 como dijo Bonadío “más o menos así” otros supuestos delitos. 
Tal
 resolución fue confirmada por la Sala I de la Cámara de Apelaciones, 
integrada por jueces que también fueron colocados a dedo por el gobierno
 de turno, quienes cumplieron al pie de la letra las instrucciones que, 
según lo informó la prensa, les fueron impartidas desde la mesa judicial
 de la alianza gobernante: ratificaron que soy la jefa de la asociación 
ilícita, dejaron dentro de ella a un grupo de funcionarios y algunos 
empresarios y beneficiaron al resto de los hombres de negocios, quienes 
dieron a entender que fue nuestro gobierno el que les “enseñó a 
cartelizarse en la obra pública” y que pagaron sobornos por haber sido 
“víctimas” de coacción.
Dentro de esta última particular
 especie se encuentran familiares directos del Presidente de la Nación y
 varios importantes empresarios afines.
3. Como
 la “causa de las fotocopias”, en forma paulatina, fue perdiendo el 
impacto que se esperaba ante la opinión pública, se recurrió a tres 
nuevos inventos, a saber:
a. A partir 
de la “causa de las fotocopias” se abrieron otras líneas de supuestas 
investigaciones para formar nuevas causas que el Juzgado retuvo para sí,
 violando otra vez y de manera descarada las reglas de competencia. 
b.
 En otros casos, pretendiendo aparentar alguna prolijidad, extrajeron 
testimonios de esa misma causa para que se investigaran otros supuestos 
delitos por ante el Juzgado que resultara sorteado. ¿Y qué pasó aquí?: 
que el Juzgado sorteado fue el de Bonadío.
c. Finalmente echaron
 mano de supuestas pruebas que aparecieron de manera “espontánea” en la 
Fiscalía de Stornelli que luego metieron en otros procesos, naturalmente
 en trámite ante el Juzgado de Bonadío, para construir artificiosamente 
una imputación en mi contra.
Así se pretendió dar 
contenido para que en ocho causas fuese citada a prestar declaración 
indagatoria en forma simultánea y continuada. Un verdadero mamarracho.
4.
 Ahora bien, desde un punto de vista procesal (aunque la aplicación de 
la ley a estos operadores judiciales, por lo visto, nada les interesa) 
resulta evidente que tales citaciones devienen nulas. Ello, no sólo 
porque se encuentran contaminadas por la invalidez del proceso de origen
 -la “causa de las fotocopias”-, sino porque en sí mismas carecen de 
todo sustento y de manera alguna justifican el estado de sospecha que 
requiere la ley adjetiva para proceder de tal manera (art. 294 del 
CPPN).
Concretamente, sacaron fotocopias de la 
causa de las fotocopias, recibieron declaración a curiosos personajes 
que se presentan “espontáneamente” en la fiscalía de Stornelli, solicitaron
 algunos papeles al Poder Ejecutivo de la Nación y con todo ello (es 
decir, nada) me convocaron a prestar declaración indagatoria en ocho 
causas distintas, sin explicar tan siquiera en una sola línea el motivo de estas citaciones. 
Naturalmente,
 ejercer el derecho de defensa en juicio en estas condiciones resulta 
una utopía; mucho peor aún si, diga lo que diga, el dictado de un 
procesamiento en mi contra ya está definido.
5.
 De todas maneras, y a efectos de dejar debidamente asentadas las 
irregularidades que se siguen cometiendo, no es ocioso efectuar una 
breve referencia sobre cada uno de los procesos a los que debo 
comparecer en el día de la fecha. Ello, sin perjuicio de los planteos 
que mi defensa técnica habrá de efectuar oportunamente.
Veamos.
a. Causa Nº 9608/2018.
 En la “causa de las fotocopias” ya fui indagada en dos oportunidades, 
se dispuso mi procesamiento y prisión preventiva, se solicitó mi 
desafuero y se trabó un embargo millonario.
Sin 
perjuicio de ello, vuelvo a ser convocada en esta causa, por tercera 
vez, aparentemente para que se me impute el mismo delito imaginario de 
siempre (ser jefa de la asociación ilícita) o bien para que se sume a la
 acusación alguna nueva manifestación extraída a otro arrepentido.
Al
 respecto, me remito a todas las defensas que fueron oportunamente 
interpuestas, las cuales actualmente se encuentran a conocimiento de las
 instancias judiciales superiores.
b. Causa Nº 10.456/2014.
 Se trata del proceso públicamente conocido como “gas licuado”. Esta 
convocatoria no solo constituye un caso paradigmático de arbitrariedad, 
sino además deja al descubierto la forma en que se gestan estas causas 
pseudo-judiciales, a saber:
El 8 de marzo del año pasado
 la Cámara de Apelaciones del fuero revocó todos los procesamientos 
dictados en esta causa y dispuso la falta de mérito de todos los 
imputados, dado que la decisión de Bonadío, impulsada por Stornelli, se 
basaba en una pericia falsa. Sí, tal cual se lee: jueces y fiscales 
armando causas y metiendo gente presa con pericias falsas.
En tal ocasión se señaló lo siguiente:
“Contradicciones,
 olvidos, confusiones … Esos son los déficits del peritaje elaborado por
 quien debía ser un experto en la materia. Evidentemente tales conceptos
 están muy alejados de la demostración de pericia en su actuar.
Pero
 las críticas no se reducen a ellos. A la par existen otros más 
preocupantes que ya no revelan sólo yerros. Antes bien, hablan de 
falsedades.
Por un lado, varias 
defensas demostraron ante el Tribunal -luego de una minuciosa 
exploración del mundo virtual- que muchos de los pasajes del informe de 
David Cohen eran copia literal de diferentes documentos obtenidos de 
Internet y no me refiero con ello a sitios web de revistas 
especializadas que la comunidad científica consulta y que atesora con 
mezquindad. Me refiero a páginas de libre acceso y consulta, dirigidas 
al público en general, con el rigor académico que ello supone.
[…]
Sin
 embargo, la apelación a tal recurso no se detuvo allí. En lo que 
refiere al tema más delicado, ese cuyos resultados generaron la alarma 
del ministro Aranguren, el `perito` acudió a otra herramienta. Esta vez,
 una presentación de estudiantes universitarios chilenos.
[…]
La
 natural inferencia de todo lo señalado impone un nuevo orden en este 
ámbito, y con ello, un nuevo horizonte. El peritaje de Cohen, gravitante
 como era para formular el reproche dirigido a los imputados, en su 
caída derrumba con igual fuerza el escenario montado. Y esto no lo digo 
yo.
El mismo juez de grado en su 
pronunciamiento colocó en un sitio de privilegio dicho informe pericial,
 tornando al resto de las probanzas en meros satélites indiciarios de lo
 que sólo Cohen pudo fusionar. Y ya vimos en qué términos.
[…]
Es
 todo lo dicho hasta aquí lo que revela claramente que la imputación 
formulada contra las diversas personas procesadas en autos se edifica en
 pilares que carecen de la más mínima solidez.
[…]
La
 incógnita perdura y, por tanto, la necesidad de una investigación seria
 que le dé una respuesta. De ahí, que corresponda iniciar genuinamente 
esa tarea, que debe principiar, como es debido, mediante la confección 
de un peritaje comprometido con la búsqueda de la verdad”.
Pero las arbitrariedades no cesaron.
Pese
 a lo dispuesto por la Cámara y al resultado favorable que arrojó una 
nueva pericia que desmentía la imputación, la investigación del juez y 
del fiscal continuó por el camino de la falta de seriedad absoluta.
En
 efecto, el 5 de noviembre del año pasado se presentó 
“espontáneamente”en la Fiscalía de Stornelli el ahora no abogado y no 
experto en delitos complejos Marcelo D`Alessio. Todo desopilante.
Según consta en la declaración obrante en la causa, D`Alessio, quien bajo juramento declaró ser abogado,
 aportó documentos que supuestamente corroborarían el pago de 
sobreprecios en la importación de buques con gas licuado. Además, el 
falso abogado al que tanto crédito, por lo visto, le dieron Bonadío y 
Stornelli, lisa y llanamente me atribuyó haberme interesado en tal 
supuesto negocio, dando instrucciones para que el ENARSA aprobara unas 
pólizas de seguro que no habrían resultado convenientes en términos de 
costos y beneficios para dicha empresa. 
El 12 de 
noviembre, Stornelli abrió una vez más su Fiscalía a D`Alessio, para que
 éste ampliara su declaración, aportara nuevos documentos y “ratificar 
todo el contenido vertido en la entrevista que tuv[o] con el periodista 
Daniel Santoro a efectos de brindar la información veraz contenida en lo
 que formó su libro `El Mecanismo`”. ¡Bingo! Stornelli con el falso 
abogado y el “periodista estrella” de Clarín, experto en 
“investigaciones.” A esta causa no le falta nada.
Con 
estas únicas nuevas “pruebas”, aportadas por un sujeto a quien ahora el 
fiscal califica de “enfermo psiquiátrico”, el juez volvió a convocar a 
prestar declaración indagatoria a las mismas veinticinco personas cuyos 
procesamientos habían sido revocados por la Cámara de Apelaciones y, 
además, me incluyó en la imputación. ¿Se entiende que Bonadío me está 
citando a indagatoria en base a los dichos de Marcelo D´Alessio? Sí, 
Bonadío utiliza la declaración de un personaje que fue filmado, grabado,
 fotografiado y “whatsappeado” con Stornelli, pidiendo coimas en la 
causa de las “fotocopias de los cuadernos”. Un escándalo nunca visto.
Ello
 así, pese a que nunca había sido mencionada en la causa antes de la 
declaración de D`Alessio y cuando claramente el hecho que se dice 
investigar resulta ajeno a las esferas de competencia de la Presidencia 
de la Nación.
Para que se entienda, luego de cinco años 
de trámite de esta causa, en la que se llevó a cabo una pericia falsa 
-valorada por el juez como si se tratara de una joya de la ciencia- y a 
partir de la declaración de quien ahora es calificado como “enfermo 
psiquiátrico”, debo afrontar un nuevo proceso penal, sin siquiera saber 
de qué se me está acusando.
En suma, como lo dije anteriormente, se trata de una convocatoria que carece de toda seriedad.
Sólo
 debo reiterar que el supuesto pago de sobreprecios en la importación de
 buques con GNL ya sufrió un severo traspié con la resolución adoptada 
por la Sala I de la Cámara de Apelaciones, cuando revocó los 
procesamientos que habían sido dictados; además, se trata de 
transacciones en las que no tuve ningún tipo de intervención, ya sea 
directa o indirecta, y no existe un solo elemento de prueba que me 
vincule tan siquiera remotamente con estos hechos.
c. Causa Nº 3.710/2014.
 Se trata de un sumario iniciado en el año 2014 a partir de una nota del
 periodista Diego Cabot -otra vez, ¿Otro Santoro?-, en la cual se 
afirmaba que varias empresas de colectivos habrían recibido subsidios 
millonarios de manera injustificada. Ello así, pues supuestamente 
presentaban declaraciones juradas en las que consignaban que recorrían 
una cantidad de kilómetros mayor a la real.
En esta 
causa Bonadío también había ordenado procesamientos a discreción, los 
cuales fueron revocados por la Cámara de Apelaciones en virtud de su 
orfandad probatoria. Sin embargo, la causa no se cerró y, como de 
costumbre, la seriedad de la investigación brilló por su ausencia. 
Ahora
 bien, la excusa para convocarme a prestar declaración indagatoria en 
este proceso, en el cual tampoco había sido mencionada a lo largo de 
cinco años, consistió en afirmar que las pruebas reunidas en la “causa 
de las fotocopias” (nunca se dijo cuáles) serían “suficientes para 
configurar el estado de sospecha requerido por el art. 294 del CPPN”.
Es
 decir, a diferencia del caso anterior, aquí ni siquiera encontraron un 
D`Alessio que falsamente me imputara, sino que recurrieron al 
procedimiento antes mencionado de sacar fotocopias de la “causa de las 
fotocopias” y, sin mayores explicaciones, me vincularon con la causa.
Nuevamente, la falta de seriedad de todo este procedimiento salta a la vista.
Frente
 a esta nueva imputación falsa en mi contra, que además carece de los 
requisitos que exige la ley procesal, sólo corresponde señalar que no 
tengo relación alguna con las supuestas irregularidades que se 
investigan, cuya verificación resulta ajena, de manera manifiesta, a las
 competencias propias de la Presidencia de la Nación.
Es
 más, si nos atenemos a los dichos del denunciante, las supuestas 
irregularidades pudieron ser advertidas a partir de una medida que fue 
implementada por mi propio gobierno, esto es, la instauración del 
sistema SUBE en las distintas líneas de colectivo; esto es lo que habría
 permitido que se pudiera verificar que las declaraciones de las 
empresas en cuanto a kilómetros efectivamente recorridos no se habrían 
ajustado a la verdad. Como nota de color, cabe señalar que dicha medida,
 la implementación de la tarjeta SUBE, fue combatida mediáticamente por 
los grandes medios de comunicación, que habían instalado en la cabeza de
 la gente que con la tarjeta los íbamos a “vigilar”. ¡Increíble!
Nuevamente,
 y para que se entienda: se me convoca a prestar declaración indagatoria
 por supuestas irregularidades en las que obviamente no pude haber 
tenido intervención alguna y que solo habría sido posible descubrir en 
base a las medidas adoptadas por mi propio gobierno. Es más, soy jefa de
 una asociación ilícita que recauda dinero por subsidios a colectivos y 
yo misma dispongo una medida para que el supuesto delito quede en 
evidencia.
En pocas palabras, se trata de un verdadero disparate.
d. Causa Nº 13.820/2018.
 Este expediente se inició como un desprendimiento de la “causa de las 
fotocopias”; nunca fue enviado a la Oficina de Sorteos y se conformó a 
partir de copias de supuestas declaraciones de arrepentidos.
Su
 objeto sería investigar presuntos pagos ilegales efectuados por 
distintos empresarios ferroviarios, con el fin de mantener sus 
concesiones y obtener subsidios estatales.
Si nos atenemos a la manera en que han sido indagados varios de los imputados, el hecho es contado de la siguiente manera:
I.-
 Se conformó una asociación ilícita desde principios del año 2003 hasta 
noviembre del año 2015 cuya finalidad habría sido organizar un sistema 
de recaudación de fondos para recibir dinero ilegal, para enriquecerse y
 utilizar parte de esos fondos en la comisión de otros delitos.
II.- La asociación ilícita, como siempre, fue comandada por Néstor Kirchner y Cristina Elisabeth Fernández.
III.-
 Concretamente, “en el área de transportes, durante el período 
comprendido entre el 1º de junio de 2003 y el 31 de mayo de 2012, los 
cobros eran recaudados por Ricardo Raúl Jaime y Juan Pablo Schiavi, en 
sus condiciones de Secretarios de Transporte; ambos dependientes del 
Ministro de Planificación Federal, Julio Miguel De Vido. En esta área, 
las personas a cargo de las empresas concesionarias de los ferrocarriles
 pagaban a los nombrados Jaime y Schiavi entre un 5% y un 30% de los 
subsidios entregados por el Estado Nacional”. 
 Así las cosas, saltan a la vista dos graves inconsecuencias, a saber:
a. Desde
 lo jurídico, vuelvo a ser indagada por la misma supuesta asociación 
ilícita por la que ya estoy procesada en la “causa de las fotocopias”, 
imputada en la denominada “causa madre” (Expte. Nº 15.734/2008) y 
acusada ante dos Tribunales Orales (causa Nº 3732/2016 –“Los Sauces”– y 
causa Nº 5048/2016 –“Obra Pública”-).
Nuevamente, vuelvo
 a superar el récord que registran los anales de la jurisprudencia en 
cuanto a violación de la garantía del ne bis in ídem: me persiguen por 
el mismo delito de asociación ilícita en tantos procesos que ya es 
imposible registrar una cuenta exacta.
b.
 Desde lo fáctico, a la luz de la imputación precedente, resulta 
inexplicable el recorte temporal que se invoca con relación a los pagos 
que habrían efectuado los concesionarios ferroviarios, los cuales, se 
afirma, habrían dejado de existir en el año 2012. ¿Está claro que fui presidenta hasta el año 2015, no?
Para
 que se entienda, si soy jefa de una asociación ilícita destinada a 
recaudar dinero durante un tiempo que coincide con mis dos períodos 
presidenciales, ¿cuál es la razón por la cual esta misma supuesta 
práctica dejó de llevarse a cabo con los mismos empresarios que 
mantuvieron sus concesiones incluso hasta la finalización de mis 
mandatos?
La inconsistencia del cargo, al igual como ocurre en el caso de los subsidios a los colectivos, me exime de mayores comentarios.
En
 suma, dado que la imputación, como siempre, es absolutamente difusa, 
ilógica y arbitraria, forzoso es concluir que jamás ordené ni recibí 
ningún pago ilegal por parte de los concesionarios ferroviarios, con 
quienes además tampoco mantuve ningún tipo de relación personal o 
funcional.
e. Causa Nº 13.816/2018.
 Se dan aquí las mismas irregularidades antes relatadas. Concretamente, 
se trata de otro desprendimiento de la “causa de las fotocopias”, no se 
realizó sorteo alguno para designar al juez que debía entender en el 
caso y el expediente se formó con copias de las supuestas confesiones de
 algunos arrepentidos, a la cual se agregaron, para juntar papeles, 
impresiones de actos de gobierno e informes irrelevantes referidos a más
 de cien empresas contratistas del Estado.
En este proceso se estarían investigando presuntos pagos ilegales efectuados por empresas vinculadas a la obra pública civil.
Aquí
 se me acusa, una vez más, de haber liderado una supuesta asociación 
ilícita y tampoco se precisa cuál habría sido mi participación en los 
cientos de presuntos actos delictivos a los que genéricamente se hace 
referencia en el expediente. Todo se resume al supuesto carácter de jefe
 de tal imaginaria asociación, de la que no existe por cierto evidencia 
alguna.
En estas condiciones, como ya lo advertí, 
desarrollar el derecho de defensa en juicio resulta imposible, debiendo 
limitarme naturalmente a señalar que se trata de una nueva imputación 
calumniosa en mi contra. 
f. Causa Nº 18.590/2018.
 Al igual que los dos casos anteriores, se trata de otro expediente 
derivado de la “causa de las fotocopias”, en la cual se estarían 
investigado presuntos pagos ilegales efectuados por concesionarios 
viales.
Aunque parezca increíble -o ya no tanto-, el 
Juzgado volvió a sacar copias de supuestas confesiones de algunos 
arrepentidos para conformar una nueva causa, imprimió decretos y 
resoluciones administrativas, agregó informes insustanciales relativos a
 varias empresas y, sin más, ordenó mi convocatoria en los términos del 
art. 294 del CPPN, acusándome nuevamente de haber liderado la misma 
supuesta asociación ilícita.
En consecuencia, me remito a
 las consideraciones efectuadas en los casos anteriores, en cuanto a la 
negativa sobre los cargos que se formulan y sus manifiestas 
irregularidades e inconsistencias.
g. Causa Nº 15.386/2018.
 En el marco de uno de los allanamientos arbitrarios ordenados en la 
“causa de las fotocopias” se habrían secuestrado documentos históricos 
que según Bonadío “no podrían estar en manos de particulares”. Ello cual
 dio lugar a la formación de un nuevo expediente que fue enviado a la 
Oficina de Sorteos y, oh casualidad, recayó en el Juzgado de Bonadío.
Por
 medio de mi defensa recusé a Bonadío, dado que el juez no puede 
investigar los mismos hechos que él mismo denunció -la extracción de 
testimonios para investigar un nuevo hecho es una denuncia, en los 
términos del art. 177 del CPPN-, pero el planteo fue rechazado.
Lo
 insólito es que en el marco de otro de los expedientes que se vinculan 
con la “causa de las fotocopias” Bonadío ordenó extraer testimonios para
 investigar un presunto hecho delictivo atribuido al juez Luis Rodríguez
 y, una vez que el expediente recayó en su Juzgado, previo sorteo de 
ley, se excusó para entender en la causa, alegando que lo actuado 
previamente implicaba “una toma de posición respecto de los sucesos que 
impiden poder decidir que asuma la investigación con la objetividad que 
debería tenerse”.
Es decir, frente a dos situaciones 
idénticas, Bonadío retuvo para sí la investigación dirigida en mi contra
 -ordenando mi indagatoria- y se excusó para entender en la causa que 
tiene como imputado a uno de sus colegas de Comodoro Py.
Ahora
 bien, como había que generar una noticia de impacto (Cristina fue 
convocada a prestar declaración indagatoria en ocho causas), el juez ni 
siquiera aguardó a la finalización de los estudios periciales relativos a
 estos documentos y así, de un día para el otro, ordenó mi citación.
Esta
 séptima acusación resulta absolutamente falsa, a lo que se suma que el 
hecho que se me imputa ni siquiera constituye delito, pues jamás tuve 
dolosamente en mi poder documentos ajenos o que debieran ser 
resguardados por alguna autoridad competente.
h. Causa Nº 18.704/2018.
 Finalmente, fui convocada a prestar declaración indagatoria en esta 
octava causa, en la que se afirma que se utilizó la flota aérea 
presidencial de manera irregular, con el propósito de enviar diarios y 
una serie de muebles a la provincia de Santa Cruz.
Esta 
versión no es novedosa, ya que desde hace años, siempre los mismos 
denunciantes y siempre los mismos medios de comunicación, vienen 
repitiendo la misma versión que, incluso para algunos, adquirió el 
carácter de leyenda.
Al igual que el caso anterior, 
Bonadío interviene ilegítimamente en esta investigación, iniciada en 
base a supuestas pruebas recabadas en la “causa de las fotocopias” y, 
sin mayor trámite, dispuso mi citación en los términos del art. 294 del 
CPPN.
Como las ilegalidades nunca cesan, en este caso se
 impidió que mi defensa compulsara las actuaciones, intentando 
entorpecer, una vez más, el derecho que asiste a toda persona imputada 
en una causa penal.
Así las cosas, con relación a esta 
acusación debo enfatizar que jamás, ni Néstor Kirchner ni la suscripta, 
utilizamos los bienes del Estado en nuestro propio provecho o fuera de 
lo que importaba el cumplimiento de funciones oficiales. Quien afirme lo
 contrario indudablemente miente, y cuando las actuaciones lleguen a una
 instancia oral y pública, espero que ante Tribunales imparciales, ello 
quedará debidamente desvirtuado.
6. Recapitulando, el cuadro de situación es el siguiente:
a. Se
 han armado un montón de causas para poder citarme a prestar declaración
 indagatoria y luego procesarme, generando noticias de alto impacto 
mediático.
b. En ningún caso existen 
pruebas que me vinculen con los supuestos delitos que se dicen 
investigar y que, por ende, justifiquen el estado de sospecha que exige 
la ley procesal para llevar a cabo tales citaciones.
c. En
 la mayoría de los procesos vuelvo a ser indagada por ser la presunta 
jefa de una misma asociación ilícita que se habría dedicado a cometer 
delitos entre los años 2003 y 2015.
Lo cierto es que a 
lo largo de todo ese período solamente fui la titular, junto con Néstor 
Kirchner, de gobiernos elegidos democráticamente por el pueblo argentino
 en tres elecciones consecutivas, que tuvieron como principal objetivo 
otorgar derechos a los sectores más postergados de nuestra sociedad.
d. No
 obstante todas las arbitrariedades perpetradas por el juez y el fiscal,
 no consiguieron una sola prueba -porque no existe- que demuestre que 
recibí coimas por parte de contratistas del Estado o que cometí delitos 
en el ejercicio de la función pública. 
e.
 Han quedado en evidencia las gravísimas irregularidades -por no decir 
verdaderas actividades delictivas- que fueron llevadas a cabo por el 
juez y por el fiscal para tratar de inventar pruebas en mi contra.
Tanta
 ha sido la impudicia de semejante proceder que estos operadores 
judiciales quedaron atrapados en su propia torpeza. La utilización como 
elemento de prueba de lo declarado por D`Alessio es una muestra 
irrefutable de los niveles de descomposición a los que se ha llegado.
En
 rigor de verdad, ello sólo es la punta del hilo que parece conectar a 
abogados, espías, periodistas, jueces, fiscales y defensores oficiales, 
cuya actuación descontrolada pone en serio riesgo no sólo el 
funcionamiento de la justicia, sino también la vigencia del sistema 
democrático. Finalmente, y a la luz de los hechos que son de público y 
notorio conocimiento, estaríamos ante verdaderas organizaciones 
delictivas que utilizan el poder de un sistema judicial con rémoras 
monárquicas que articulándose con lo mediático han convertido en un 
verdadero lodazal la actividad judicial. Todo ello, más temprano que 
tarde, deberá ser seriamente investigado por jueces y fiscales 
independientes, que cumplan con los deberes que les han sido confiados.
Tener presente lo expuesto y proveer de conformidad,
SERÁ JUSTICIA.

 

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