El gobierno de Cambiemos inauguró este lunes el Paseo del Bajo. Una obra que promete, en principio, mejores condiciones de circulación, con el único fin de ahorrar 15 minutos a los conductores, pero que no deja de estar llena de controversias. Paradójicamente,  Macri, cuya fortuna familiar se hizo en base a contratos espurios con el Estado, se jactó de ponderar: “Basta con las obras que nunca terminan, basta a la mentira y a la trampa de la corrupción”,  lo que resulta una burla absoluta para el conjunto de los argentinos, ya que es de público conocimiento las sendas estafas con la obra pública de su familia.

Así, el trío Macri, Vidal y Larreta, inauguraron este lunes el Paseo del Bajo, la obra más costosa de la Ciudad de Buenos Aires en tiempos de miseria, que se intenta vender como la más federal de las últimas décadas. "El dinero de las obras ya no termina en bolsos que vuelan por el aire", expresó el presidente de modo chicanero, olvidándose de los ma´s de 68 mil millones de dólares que profugaron al exterior a lo largo de su gestión, y endeudando  por siglos a todos los argentinos.

El flamante corredor vial de más de 7 kilómetros conectará las autopistas Illia y Buenos Aires - La Plata a través de 12 carriles. Está valorado en $6000 millones. La apuesta por este proyecto, que retoma la vieja idea de La Ribereña de 1965, tomó luego la denominación del Bicentenario y ahora Paseo del Bajo.

Buscará facilitar la circulación de más de 25.000 vehículos por día, además de disponer de un acceso directo a la Terminal de Ómnibus de Retiro y al Puerto. Asimismo, sumará más de 60.000 metros cuadrados de espacios verdes extra e incrementar la seguridad en la zona

La cuestión es que no solo no resuelve los problemas actuales, sino que crea otros nuevos de consecuencias difíciles de revertir. Resolvería problemáticas vinculadas a la circulación de ómnibus y de los camiones al puerto. Los problemas que va crear tienen que ver con la polución y la ruptura urbana.  No sólo se trata de emisiones en sí, sino en particular de de motores diesel, que hoy se tienden a restringir, entre otras razones por los efectos de las emisiones en la salud, potenciados aquí por vehículos pesados.

En la inauguración, Macri, junto a los extras de siempre,  dio un endeble discurso de inauguración que pretendió recuperar algún punto con respecto a su deteriorada imagen. Lo cierto es que esta obra no va a tapar el desastre económico que padece la Argentina y, por otra parte, es una nueva caja para el gobierno, dado que la tarifa de peaje es de $ 70, básicos.

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