El presidente puesto por Trump en Brasil, Jair Bolsonaro, ahora acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Marielle Franco, anunció que no asistirá a la ceremonia de asunción de Alberto Fernández como presidente de la Argentina el próximo 10 de diciembre. "No voy. Decidido", dijo a periodistas.
"Hice fuerza por el otro, pero ya que ganó Fernández, hay que seguir
adelante. De mi parte no hay "ninguna represalia". Espero que ellos sigan
haciendo una política con nosotros, una política semejante a la que
Macri hizo hasta el momento", afirmó Bolsonaro, penando que en la Argentina somos títeres de Trump, como lo es él claramente.
Es una nueva escalada en los roces del presidente electo argentino con el mandatario brasileño de ultraderecha,
quien durante una gira por Arabia Saudita lamentó el resultado de las
elecciones en nuestro país. Dijo que "Argentina eligió mal" y se negó a
felicitar a Fernández por su triunfo. Su canciller, Ernesto Araújo,
declaró ese mismo día que "las fuerzas del mal” (o sea que un individuo con cargo de canciller, cree en pitonisas y esoterismo berreta) celebraban la victoria
del Frente de Todos y sostuvo que " las fuerzas de la democracia están
lamentándose por Argentina".
Ridículo y bruto Araujo. Los que tienen que lamentarse son los brasileños que están representados por semejantes brutos e ignorantes sumidos al colonialismo y sometiendo a millones a arrodillarse como los obligaron a ellos mismos.
A esas declaraciones se sumó que el hijo del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro
, salió a atacar en Twitter al hijo del presidente electo, Estanislao Fernández.
Compartió en las redes sociales un posteo despectivo con la foto de
Estanislao , quien debería ocuparse de los temas de Justicia penal que sobrevendrán sobre la cabeza de Jair Bolsonaro, acusado nada más ni nada menos que de asesinato.
La absurda carta de Faurie por los dichos de Bolsonaro:
La reacción de la Cancillería argentina
fue más que ridícula. El ministro Jorge Faurie se limitó a enviar una
“carta a título personal” en la que cuestionó las declaraciones. La
justificación fue que realizar "acciones de repudio" sólo contribuiría a
"construir una división mayor". En su carta al embajador de Brasil,
Sérgio Danese, Faurie habría hablado de "la conveniencia de que ciertas
frases se manejen con mayor prudencia".
Distinta fue la postura que asumió el gobierno de Uruguay, que llamó al embajador brasileño, Antonio Simoes,
para que explique las declaraciones de Bolsonaro sobre los resultados
de la primera vuelta de las elecciones realizadas el pasado 27 de
octubre.
"El Ministerio de Relaciones Exteriores convocó al
embajador de la República Federativa de Brasil en Uruguay, señor Antonio
Simoes, y le solicitó explicaciones sobre las expresiones vertidas por
el presidente Jair Bolsonaro al diario O Estado de Sao Paulo, el pasado
29 de octubre, relacionadas con el proceso electoral que se desarrolla
en nuestro país", señaló un comunicado del ente uruguayo.
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