El fiscal Carlos Stornelli, acusado de participar de maniobras de espionaje ilegal junto a Marcelo Sebastián D’Alessio, se despachó con su ya conocida defensa política: ante el juez Alejo Ramos Padilla insistió con que la causa de Dolores es un armado de D'Alessio, junto con dos ex policías (uno de ellos ex agente de inteligencia) y el empresario denunciante Pedro Etchebest.
Detrás, estaría el kirchnerismo, y el
objetivo, destruir la causa de las fotocopias de los cuadernos,
instruida por Stornelli. El fiscal llevaba la noche del viernes diez horas de declaración y
poco trascendió de sus dichos, pero sí el eje central de la defensa que
intentó. A Stornelli no le será fácil desvirtuar los audios en los que
le pidió a D'Alessio armarle cámaras ocultas a abogados, hablaron de
maniobras para llevar personas a declarar a su fiscalía y hasta
planearon un espionaje ilegal al ex marido de su actual esposa.
Stornelli pidió que sea citado como testigo suyo el arrepentido estrella Leonardo Fariña,
quien en realidad hasta ahora declaró en la causa bajo un artículo del
Código Procesal que implica estar imputado. De hecho fue acusado de
participar en el armado de acusaciones contra Cristina Fernández de
Kirchner y ex funcionarios, guionado por la Agencia Federal de
Inteligencia (AFI). D’Alessio está citado para el martes próximo en
Dolores ya que pidió declarar como arrepentido.
El gran problema que tiene Stornelli son sus múltiples intercambios por whatsapp con D’Alessio
respecto de temas diversos sobre los que le tocó declarar ayer como
sospechoso de integrar una asociación ilícita. En esos chats se habla en
concreto de las cámaras ocultas a los abogados José Manuel Ubeira y
Javier Landaburu, hay un seguimiento a Jorge Castañón, ex marido de su
actual esposa, y hay referencia a “plantarle” algo en equipaje. Todo
indica que la idea era colocarle droga en una valija.
También Stornelli y D'Alessio tienen numerosos chats sobre la presión al empresario uruguayo Gonzalo Brusa Dovat para
que declare en su fiscalía contra el kirchnerismo y contra la petrolera
venezolana Pdvsa. Está probado que el testimonio se le tomó a Brusa
Dovat dentro de la fiscalía y en presencia de D'Alessio que ni siquiera
es abogado. Y, por supuesto, Stornelli tiene que explicar su encuentro
de más de tres horas con D'Alessio, en plenas vacaciones, en un
balneario de Pinamar. Este último hecho fue la antesala de la denuncia
que presentó Etchebest (que fue testigo de esa reunión), después de la
cual D’Alessio le pidió 300.000 dólares para salvarse del caso
cuadernos.
Esa extorsión destapó una inmensa olla que el juez Ramos
Padilla, al dictar procesamientos, definió como una red de espionaje
ilegal, con participación de dirigentes políticos, agentes judiciales y
del Ministerio Público Fiscal, agentes de inteligencia orgánicos e
inorgánicos y funcionarios. Las extorsiones y el armado de causas son dos maniobras claves descritas, donde el círculo se completa o refuerza con publicaciones periodísticas o difusión en televisión.
A última hora de este viernes, Stornelli seguía adentro del juzgado de Dolores. Presentó un escrito, sobre el cual se mantenía la confidencialidad, al igual que sobre detalles de su declaración. Hizo una exposición, llevó algunas anotaciones para guiarse y aceptó preguntas.
Entre algunos conceptos de su postura que trascendieron, el más
previsible es su ataque a D’Alessio, a quien de hecho querelló también
en Comodoro Py.
El fiscal niega haber actuado en consonancia con el
hombre que además se presentaba como agente de la DEA y le atribuye
haber inventado una relación de confianza y connivencia para facilitar
el montaje de una falsa acusación en su contra. Lo cierto es que
D’Alessio no obtuvo nada en su favor, de hecho está preso desde febrero
último, al igual que los ex policías Ricardo Bogoliuk y Aníbal
Degastaldi.
El fiscal los vincula a todos ellos con el empresario Etchebest,
en base a que coincidieron en el uso de una oficina en Puerto Madero
hasta el año 2016. Desde entonces y hasta el inicio de este año, el
falso abogado y el empresario dicen que no se vieron ni hablaron, por lo
que habrá que ver cómo prueba Stornelli el supuesto complot encabezado
por ambos. Aún así, el fiscal afirma que detrás del dúo D'Alessio--Etchebest estuvo el kirchnerismo.
Stornelli pidió que declare como testigo suyo el arrepentido Fariña, que
en los últimos años siempre mostró una asombrosa voluntad de declarar a
favor del macrismo y exhibió conocimientos de todo tipo de temas en
causas contra el kirchnerismo. Primero lo fue en la de lavado de dinero
contra Lázaro Báez y luego empezó a mostrarse como un gran conocedor de
temas de obra pública, como para “aportar” a otros expedientes. Su
aparición en la causa de Dolores está relacionada con menciones sobre él
hechas por D’Alessio, en mensajes, en conversaciones con Etchebest y
con otras víctimas. D'Alessio alardeaba que era él quien manejaba a
Fariña.
El arrepentido se presentó al comienzo de la causa para negar
las operaciones que le atribuían pero declaró bajo un artículo del
código procesal que lo definiría como imputado. De hecho fue denunciado
también por declarar, con un guión preparado por la AFI, apuntando
contra Cristina Fernández de Kirchner en el expediente sobre la obra
pública.
0 Comentarios