Francisco deseó "esperanza" para América Latina ante la convulsión en la región.
En su mensaje por la Navidad, el Papa hizo referencia al "período de agitaciones sociales y políticas" que se vive en algunos países latinoamericanos.
El Papa Francisco
deseó este miércoles "esperanza" para América Latina, ante las
"agitaciones sociales y políticas", al tiempo que, al dar su mensaje por
Navidad desde el Vaticano, renovó su preocupación por varios conflictos mundiales como los de Venezuela, Siria e Irak.
"Que
el pequeño Niño de Belén sea esperanza para todo el continente
americano, donde diversas naciones están pasando un período de
agitaciones sociales y políticas", planteó el pontífice al pronunciar su tradicional saludo desde la Basílica de San Pedro.
Al
referirse a la crisis en el país caribeño, en la que la Santa Sede fue
facilitadora del diálogo en 2016, sin poder resolver las diferencias
entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, Francisco precisó: "Que reanime al querido pueblo venezolano, probado
largamente por tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el
auxilio que necesita"
"Que bendiga los esfuerzos de cuantos se
están prodigando para favorecer la justicia y la reconciliación, y se
desvelan para superar las diversas crisis y las numerosas formas de
pobreza que ofenden la dignidad de cada persona"; agregó el Papa en su séptimo mensaje navideño como pontífice.
En ese marco, el Sumo Pontífice repasó varios de los ejes actuales a nivel mundial y deseó "que Cristo
sea luz para tantos niños que sufren la guerra y los conflictos en
Oriente Medio y en diversos países del mundo".
"Que sea consuelo
para el amado pueblo sirio, que todavía no ve el final de las
hostilidades que han desgarrado el país en este decenio", agregó, antes
de impartir la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo).
Y
agregó: "Que remueva las conciencias de los hombres de buena voluntad.
Que inspire a los gobernantes y a la comunidad internacional para
encontrar soluciones que garanticen la seguridad y la convivencia
pacífica de los pueblos de la región y ponga fin a sus sufrimientos".
En
ese marco, el Papa renovó también sus deseos para "el pueblo libanés"
y que "pueda salir de la crisis actual y descubra nuevamente su
vocación de ser un mensaje de libertad y de armoniosa coexistencia para
todos".
"Que el Señor Jesús sea luz para la Tierra Santa donde Él
nació, Salvador del mundo, y donde continúa la espera de tantos que,
incluso en la fatiga, pero sin desesperarse, aguardan días de paz, de
seguridad y de prosperidad", planteó, en otro de sus ejes recurrentes al
reclamar por la paz global.
"Que sea consolación para Irak,
atravesado por tensiones sociales, y para Yemen, probado por una grave
crisis humanitaria", sostuvo, antes de pedir también por "la querida
Ucrania, que aspira a soluciones concretas para alcanzar una paz
duradera".
Frente a miles de fieles que lo escucharon en la Plaza
San Pedro, el Papa pidió "que el Señor recién nacido sea luz para los
pueblos de África, donde perduran situaciones sociales y políticas que a
menudo obligan a las personas a emigrar, privándolas de una casa y de
una familia", especialmente en República Democrática del Congo, Burkina
Faso, Malí, Níger y Nigeria.
Desde la Basílica, Francisco pidió además por quienes "deben emigrar con la esperanza de una vida segura".
"La
injusticia los obliga a atravesar desiertos y mares, transformados en
cementerios. La injusticia los fuerza a sufrir abusos indecibles,
esclavitudes de todo tipo y torturas en campos de detención inhumanos",
agregó en defensa de los derechos de los migrantes.
"La
injusticia les niega lugares donde podrían tener la esperanza de una
vida digna y les hace encontrar muros de indiferencia", finalizó.
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