A partir de la cuarentena: el teletrabajo ¿llegó para quedarse?
Las empresas implementaron el home office (o teletrabajo) durante el aislamiento. Qué pasará después de la pandemia de coronavirus.
La expansión forzada del teletrabajo y del trabajo remoto por las medidas de aislamiento implementadas para mitigar el contagio de coronavirus, "llegó para quedarse",
según diferentes consultoras de recursos humanos. Desde el Ministerio
de Trabajo indicaron que, si bien siguen de cerca el desarrollo de esta
modalidad, "cualquier regulación sobre este tema será para después, pues hoy la única agenda es la preservación de los empleos".
La mismas
fuentes recordaron que antes de la puesta en marcha del aislamiento
social implementado el 20 de marzo pasado el Ministerio de Trabajo fijó
determinados parámetros sobre la modalidad del trabajo a distancia.
En
el ámbito parlamentario fueron presentados,en los últimos 15 días, al
menos dos proyectos de ley para regular esta modalidad de empleo
improvisada en muchos casos durante el aislamiento obligatorio por el
coronavirus.
La doctora en Derecho del Trabajo y
Directora Académica, de la Consultora GNT Mentoría Neurodigital,
Viviana Diaz, diferenció entre trabajo remoto y teletrabajo, al indicar
que el remoto significa realizar actividades a distancia, mientras que
el teletrabajo está "circunscripto al trabajo remoto que se realiza desde la casa".
Así,
el trabajo remoto se considera ya instalado en el país e incluye
actividades tales como los lectores de consumo de servicios o los
distribuidores de bebidas; mientras que el teletrabajo responde más a la
situación actual porque genera un cambio del espacio físico desde donde
el trabajador realiza su tarea.
"El coronavirus es el único responsable de nuestra digitalización masiva, del trabajo remoto forzado", afirmó Diaz, quien agregó que "aunque "fuimos empujados a la ficción del teletrabajo" en realidad "estamos más que en condiciones" de aplicarlo y "lo que necesitamos es una red de contención emocional, jurídica, informática y de la seguridad e higiene".
Remarcó que "los derechos y obligaciones de un trabajador remoto son exactamente iguales a los de un trabajador presencial
que ocupa su mismo rol o posición laboral; pero debe haber un marco
contractual, me refiero a un acuerdo o convenio suscripto entre ese
empleador y el trabajador remoto que lo determine".
"Por eso
siempre abogamos por establecer muy detalladamente las cláusulas que
hacen al convenio individual de TCR (Trabajo Conectado Remoto), que será
como un paraguas debajo del cual todos los derechos y obligaciones del
trabajador remoto y su empleador tendrán visibilización", agregó Diaz,
quien fue Coordinadora de Teletrabajo en el Ministerio de Trabajo en la
gestión de la ex presidenta Cristina Kirchner.
En la misma línea, la responsable de la consultora de recursos humanos Randstad
para la Argentina y Uruguay, Andrea Ávila, dijo que "de un día para
otro armamos el mayor experimento mundial de home office que ni la mente
más visionaria pudo imaginar jamás, y eso no tiene vuelta atrás, muchas
cosas no volverán a ser como antes en el mundo del trabajo".
En
un informe de la consultora, se destaca la mayor incidencia del trabajo
freelance y del trabajo por objetivos, entre las tendencias que se
establecieron durante el aislamiento por el coronavirus.
"Habrá
empresas que no quieran volver a tener a todos sus trabajadores en sus
oficinas frente al escritorio como antes, y también trabajadores que
prefieran evitar las dos horas de traslado para ir a la oficina
diariamente", afirmó.
No obstante, aclaró que "no será una práctica a nivel masivo, y mucho menos un formato impuesto,
ya sea por parte de las empresas o por una eventual regulación, sino
más bien una elección mutua acordada entre trabajadores y empleadores,
buscando beneficios para ambas partes", consideró Ávila.
Desde la consultora Adecco, revelaron que
durante el aislamiento por el coronavirus el 42% de los argentinos
"afirma dedicarle más horas al trabajo de lo que lo hacía en la oficina"
.
Agregó que el trabajo remoto implementado durante el aislamiento por el coronavirus "es una tendencia que llegó para quedarse",
que en "algunas oficinas no existía y ahora están planeando trabajar de
manera remota uno o dos días por semana y, en otras donde esta práctica
ya estaba instalada uno o dos días a la semana, aseguran extenderla por
lo menos un día más".
"Las empresas que más se aventuran en este
sentido ya están considerando prescindir de su sede central para tener
nodos de operación", y "en un futuro no muy lejano dejarán de existir
las jornadas laborales de ocho horas", consideró la consultora.
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