La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner participó de un plenario de delegados de la CTA de los Trabajadores en Avellaneda. Volvió a hablar de usar la lapicera.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner participó de un plenario de delegados de la CTA de los Trabajadores en la ciudad bonaerense de Avellaneda, con motivo de la celebración del Día de la Bandera, en el que analizó el presente económico de la Argentina, criticó la gestión de Mauricio Macri a la que responsabilizó del endeudamiento, y volvió a hablar de "usar la lapicera" en referencia al alto nivel de importaciones.

Bajo la consigna "20 de Junio. La vigencia de Belgrano. Estado, mercado y precios: producción, trabajo y política social en una Argentina bimonetaria", el acto se desarrolla desde las 16 en el predio del Parque La Estación, hasta donde llegaron 1.800 delegados de la CTA de todo el país, informó la organización en un comunicado.

"Manuel Belgrano es mi prócer preferido", aseguró la ex mandataria, quien resaltó las ideas del militar y político aun cuando han pasado 200 años. "Yo desconfío de los que no les gusta mirar el pasado, será porque no les gusta lo que hicieron en el pasado; yo no tengo problemas con el pasado, con mi pasado y con el del peronismo", añadió.

"Me hice peronista conociendo el pasado e imaginando el futuro. Desconfío de los que no les gusta mirar el pasado", aseguró Cristina en el inicio de su exposición.

"En 2008 yo recién asumía y el mundo se desplomó literalmente y para colmo nos agarró con la crisis folklórica de la 125", aseguró.

Cristina Kirchner agregó: "El sector privado financiero provocó la primera crisis global en 2008". "Yo aparecía en Olivos vendiendo bicicletas, lavarropas... Parecía una mercachifle", sostuvo.

Advirtió que en la actualidad advertimos un ataque formidable al Estado y fustigó a quienes dicen todos los días que "el Estado es una porquería y no sirve para nada".

Advirtió que en la actualidad “advertimos un ataque formidable al Estado” y fustigó a quienes dicen “todos los días que el Estado es una porquería y no sirve para nada”.

En ese marco, la expresidenta sostuvo que “el mercado” provocó las crisis en lo que va del primer cuarto del siglo XXI y que “el Estado” salió en auxilio de la sociedad. "El Estado es imprescindible", dijo.

Cristina Kirchner dijo que “el Muro de Berlín también se cayó para el lado del capitalismo” y reclamó que se ”haga capitalismo en serio, con acceso a la vivienda, a la comida, a la educación para todos y todas, sin exclusiones”.

Además negó que el déficit fiscal sea la causa de la inflación en la Argentina y puso como ejemplo que Estados Unidos tiene el récord mundial de déficit fiscal pero no tiene el mismo nivel de aumento de precios.

También desvinculó la inflación del déficit comercial, que según un estudio que mostró también está en manos de Estados Unidos. "El déficit no es necesariamente causante de la inflación, pero Estados Unidos tiene la maquinita para imprimir dólares y varios portaaviones”, replicó.

La titular del Senado advirtió que hoy hay "un festival de importaciones" que se debe "controlar y administrar" desde el Gobierno, pero advirtió que eso "no estaría sucediendo".

La titular del Senado advirtió que hoy hay "un festival de importaciones" que se debe "controlar y administrar" desde el Gobierno, pero advirtió que eso "no estaría sucediendo".

Sostuvo que para ello hay que “articular” el accionar la “AFIP-Aduana, el Ministerio de la Producción y el Banco Central” y englobó esa y otras tareas en la frase “usar la lapicera” que pronunció días pasados junto al presidente Alberto Fernández en el acto por el centenario de YPF.

“La Unidad del Frente de Todos no está en discusión", afirmó. Asimismo condenó el “endeudamiento criminal de los cuatro años del macrismo” y afirmó que en ese período “se aplicaron todas y cada una de las políticas que quería el sector privado”

Y en ese marco criticó duramente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los empresarios que “dicen que no tienen nada que ver con la formación de precios y la inflación”.

“El peronismo es trabajo, laburo. El peronismo no es depender de un dirigente social, es especial las mujeres que son las más explotadas”, aseguró con respecto a los planes sociales y pidió que Estado “recupere” el control asistencial dijo Cristina Kirchner.

La Vicepresidenta lanzó duras críticas contra la política económica, los ministros del Gabinete y el Movimiento Evita, la organización social más populosa y afín al Presidente

En el Frente de Todos no hay paz. No hay tregua. No hay armisticio verbal. La coalición oficialista es un hervidero permanente, que cada vez que habla la Vicepresidenta, llega a su punto de ebullición. La demostración de buena voluntad en el acto de YPF fue una puesta de escena. Lo deja en claro el contenido del acto de este lunes en Avellaneda.

CFK aseguró que el déficit fiscal no es la causa de la inflación desmedida que sufre la Argentina en la actualidad. Justamente lo contrario a lo que cree el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien entiende que hay que ir reduciendo el déficit lentamente porque sino la gestión se vuelve inviable.

“Si Evita los viera”, sostuvo volviendo a aferrarse a la ironía como una estrategia para comunicar y cuestionar en la misma cantidad de segundos. Una vez concluido el acto uno kirchnerista paladar negro sentenció: “Pérsico no les da planes a las agrupaciones kirchneristas, pero les da al Evita para hacerle la interna a Cristina y al Polo Obrero, que quieren voltear el Gobierno”.

“Este proceso inflacionario es consecuencia del endeudamiento criminal del macrismo”, aseguró en uno de los pasajes más efusivos de su discurso. Y siguió: “Cada vez que el país se endeuda en dólares, la economía bimonetaria hace estallar el país por los aires”. Las críticas fueron consecutivas y abrumadoras.

El Movimiento Evita es una de las partes importantes de la estructura de poder que tiene Alberto Fernández. La otra es la Confederación General del Trabajo (CGT). O, al menos, una parte de la central obrera. Pablo Moyano, uno de los secretarios generales, estuvo sentado en la primera fila aplaudiendo cada una de las intervenciones de la Vicepresidenta.

En Avellaneda el acto tuvo una impronta electoral muy clara. Cristina habló en más de una oportunidad del 2023 y de la necesidad de que el Presidente y el Gabinete “agarren la lapicera” caigan sobre las empresas que son parte de un “festival de importaciones” y, en consecuencia, que generan una enorme salida de dólares del país.

Más allá de las duras críticas a la gestión económica del gobierno nacional, quiso dejar en clara que no tiene voluntad de romper la coalición. No solo no lo hará, sino que cree que la discusión se tiene que dar levantando la voz, como lo hizo ella, pero sin generar la ruptura del espacio político por tensar demás.

“La unidad del Frente de Todos nunca estuvo ni estará en discusión”, afirmó. La frase retumbó en el predio La Estación, ubicado en Avellaneda, donde la CTA, conducida por Hugo Yasky, realizó un plenario. Fue, en verdad, una excusa para darle una plataforma política a la Vicepresidenta que, cada vez que habla, genera revuelo en la vida interna del Gobierno.

 Durante su discurso Cristina nombró en tres oportunidades a Axel Kicillof, quien siguió todo el acto sentado en la primera fila del auditorio. Lo destacó política y económicamente. En este tiempo preelectoral las señales empiezan a leerse detrás de cada gesto. Las ausencias y las presencias, los nombres alabados y los más críticas. El gobernador de Buenos Aires tuvo un lugar destacado.

En el Frente de Todos, desde hace largos meses, corre el nombre del ministro de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, como posible candidato a la presidencia. El funcionario camporista no estuvo en acto, donde si estuvieron sus compañeros de mesa chica Mayra Mendoza, Mariano Recalde y Andrés “Cuervo” Larroque.

Otro ausente fue Máximo Kirchner. “Muy pocas veces ha ido a actos de ella”, justificaron en su entorno. En Avellaneda hubo presencia K encarnada en funcionarios bonaerenses como Cristina Álvarez Rodríguez, Carlos Bianco, Teresa García; los intendentes Fernando Espinoza (La Matanza), Mario Secco (Ensenada) y Federico Achaval (Pilar) y los sindicalistas Sergio Palazzo, Walter Correa, Vanesa Siley, Omar Plaini, Roberto Baradel y Víctor Santa María.

Del Gabinete estuvieron los ministros de Cultura, Tristán Bauer, y de Hábitat, Jorge Ferraresi, que se despojó del traje albertista y dejó en claro su lugar de pertenencia en la estructura política del Frente de Todos. Si bien sigue hablado con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, este lunes dio una clara muestra de que su lugar en el mundo peronista está al lado de la Vicepresidenta.

“No hay otra forma de discutir que no sea esta. Porque no hay una mesa donde se pueda hacer”, reflexionó un destacado funcionario kirchnerista presente en el acto. Se refirió a la falta de una mesa de diálogo entre todos los sectores. La famosa institucionalización del Frente de Todos que se ejecutó en la provincia de Buenos Aires, pero que no tuvo un correlato a nivel nacional.

A Alberto Fernández no le interesa armar esa mesa. Por eso cada vez que le preguntan sobre cómo hace para informarle a su compañera de fórmula sobre una decisión importante que debe tomar, dice que le envía un ministro para conocer su opinión. Entiende que no hay necesidad de hacerla. En gran medida, porque ese paso también sería fracturar el poder que tiene como Presidente.

En otro pasaje de su discurso se refirió a la reducción de los planes sociales y resaltó la figura del ex ministro de Trabajo Carlos Tomada. Irónicamente dijo, en reiteradas oportunidades, que fue un gran ministro. La intención fue clara.

 “Ganar las elecciones sin cambiar nada, mejor quedarse en la casa”, cerró.

  

 

 

 

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