Reconocimiento facial y la inseguridad sin rostro en la Ciudad de Buenos Aires

A la fecha el sistema está inactivo por orden judicial, privando no solo a los ciudadanos porteños, sino a todo el país.

Ante el avance digital registrado en el mundo en materia de Deep Learning (Aprendizaje Profundo) sobre todo, en la puesta en valor de este tipo de ingenios tecnológicos, la Ciudad de Buenos Aires fue pionera en la instalación de cámaras de videovigilancia. Estas, en el marco de un plan macro, fueron integrándose a lo que se conoce como el Sistema integral de seguridad pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Este sistema, si bien es la materialización de un exhaustivo análisis de las nuevas amenazas que en materia de seguridad exhibía la Ciudad, fue corporizado en el texto de la ley que le da sustento y marco normativo, es decir la Ley 5688 y su modificatoria Nro. 6395 de la CABA.

Este sistema trabaja bajo un marco de encuadre legal y operativo que cumple sobradamente con las normas internacionales en la materia y los tratados internacionales que versan al respecto. De hecho, tanto la Ciudad de Buenos Aires como las empresas prestadoras de los servicios tecnológicos que interactúan en este sistema integral de seguridad, han generado los mecanismos conducentes al ejercicio y reaseguro de las buenas prácticas en el despliegue actuarial, de los dispositivos ensamblados y del personal que lo gestiona. 

Estos dispositivos que asocian el tipo de cámaras de video vigilancia, son los que en el contexto de un plan estratégico permitieron dar forma a los entornos de seguridad virtual conocidos como “anillos digitales”.

Con esta herramienta la Ciudad le puso ojos e inteligencia operativa a sus contornos, monitoreando cuanto vehículo ingrese o egrese del ámbito capitalino, determinando fehacientemente si alguno de los vehículos auscultados por el sistema registraba orden de captura activa, pedido de inhibición de tránsito por distintas cuestiones o bien supo ser el producto de un robo reciente.

Tales insumos a nivel de información son canalizados hacia el interior del sistema integral de seguridad, permitiendo a los operadores dar la alerta a los recursos materiales desplegados en el terreno, a los fines de la mitigación del hecho ilícito detectado. De esta manera se recuperaron el 30 % de vehículos robados y se detuvieron a 420 delincuentes.

Recientemente se han desarrollado nuevas y poderosas tecnologías, como el aprendizaje automático y la inteligencia artificial para ofrecer un nivel completamente nuevo de seguridad.

Las soluciones actuales de captura y grabación de video permite grabar imágenes faciales y compararlas con una precisión increíble. Los puntos característicos en el rostro de un ser humano, como la distancia entre las órbitas oculares o entre la nariz y el mentón —entre muchos otros— permiten al sistema generar la “huella facial” de una determinada persona.

Esta herramienta, fue puesta en valor por la Ciudad de Buenos Aires en el mes de abril del año 2019, mediante la Resolución Nro. 398 del Ministerio de Justicia y Seguridad del Gobierno Porteño. Fue denominado como “Sistema de reconocimiento facial de prófugos (SRFP)” y al momento de su puesta en funciones impactaba contra una base de datos instalada y operativa en el “Sistema de consulta nacional de rebeldías y capturas (CoNaRC), dependiente del Ministerio de Justicia y derechos Humanos de la Nación.

Su eficacia está probada: las personas identificadas y puestas a disposición de la Justicia en el periodo en que ha sido utilizado el SRFP fueron 2.048.

La seguridad ideologizada o la inseguridad asegurada

Pero no a todos les parece bien el despliegue de este tipo de tecnologías de la información, ya que algunas asociaciones civiles en el mundo y, particularmente en este caso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, consideran que el sistema viola la privacidad y la intimidad de las personas y es capaz de ejercer discriminación.

Tal es el caso de ODIA (Observatorio de Derecho Informático Argentino) que presentó una acción de amparo que recayó en el Juzgado Nro 2 en lo Contencioso y Administrativo porteño a cargo del Juez Roberto Andres Gallardo, quien dispuso una serie de medidas procesales tendientes a asegurar el resultado de la pesquisa, la que a todas luces pareciera ser el producto de una frondosa imaginación con síndromes persecutorios.

En efecto, el magistrado trata de probar que desde el sistema de SRFP se habrían hecho intervenciones sobre diferentes bases de datos vinculados a sistemas nacionales como el RENAPER o Migraciones, con la excusa de chequear datos obtenidos por las cámaras del sistema. La confusión es grande, pues desde el monitoreo de las mismas solo se puede ir contra los datos de las personas alojadas en el servidor del Sistema de Consulta Nacional de Rebeldía y Capturas (CONARC) del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

A la fecha , el sistema está inactivo, generando las máximas oportunidades a los delincuentes para pasar inadvertidos.

En el mundo

En materia de seguridad, el sistema de reconocimiento facial, es una herramienta que comienza a ser valorada y son cada vez más los países que la adoptan.

De acuerdo a las estadísticas brindadas por el sitio Surfshark, son 109 países los que se han decidido por este sistema y lo emplean en la actualidad. A su vez, en Europa son 32 los países que lo han adoptado, vigilando así y de manera proactiva las fronteras y espacios de carácter estratégico en sus respectivos territorios.

En enero del año 2020 comenzó a implementarse este sistema en Londres a pesar de que, por razones derivadas de la pandemia —como la utilización de mascarillas— arrojara una importante cifra de falsos positivos, dato que fue variando con la normalización de las actividades, llegando a la fecha a alcanzar estándares óptimos de desempeño.

Europa, a través de su Programa PRUM II (reglamento sobre el intercambio de datos para la cooperación policial), permite el intercambio autorizado de datos de ADN, datos dactiloscópicos y matriculación de vehículos. Pues bien, ahora está a punto de sumar el intercambio de datos de reconocimiento facial, lo que generaría la base de datos biométricos más grande del mundo.

Interpol utiliza y perfecciona el uso de estos dispositivos desde el año 2016 y a través del sistema de reconocimiento facial se ha logrado identificar cerca de 1.500 terroristas, delincuentes prófugos, personas de interés o desaparecidos.

Los Estados Unidos acaban de “cercar” virtualmente los ingresos y egresos de todos los extranjeros que lo hagan a través de cualquiera de sus aeropuertos internacionales. El sistema de reconocimiento facial, asegura al sistema de seguridad del país del norte reconocer de manera temprana cualquier persona cargada en sus amplios registros de buscados o sospechosos por diferentes figuras delictivas de acuerdo a su ordenamiento legal.

En otros lugares como en Bogotá (Colombia), propietarios de bares y restaurantes esperan poder mitigar una de las modalidades delictivas en auge en dicha ciudad, que es la del empleo de escopolamina para drogar y luego desvalijar a los clientes incautos que se dejan seducir por acompañantes ocasionales.

En el ámbito carcelario, el despliegue de estos dispositivos ha permitido abortar innumerable cantidad de fugas desde distintos establecimientos penitenciarios.

Las cárceles más seguras de los Estados Unidos y, entre ellas, la ADX Florence (SUPERMAX) tiene múltiples sistemas de detección biométrica e identificación de personas que monitorean las 24 horas del día a los internos considerados de máximo riesgo. Solo por citar uno, podemos mencionar al tristemente célebre Joaquín Guzmán Loera, más conocido como “El Chapo Guzmán”.

Y no solo en seguridad es empleada esta tecnología, también lo hacen en establecimientos educativos del Reino Unido, donde como consecuencia de las restricciones por COVID-19 los padres de los alumnos autorizaron a que estos puedan emplear sus rostros como medios de pago en diferentes canales de cobro, como tarjetas de crédito, etc.

En Moscú (Rusia), desde antes de su invasión a Ucrania se podía emplear esta herramienta como medio de pago del metro, empleando un medio denominado “Face Play” —instalada en 240 estaciones del sistema—. Allí los usuarios, mediante la aplicación “mosmetro” que portan en sus dispositivos móviles, se toman una fotografía del rostro y añaden una tarjeta bancaria y la tarjeta del metro. Una vez que se aprueba el perfil, se puede acceder al metro con solo acercar el rostro a los dispositivos.

Finalmente no se entiende cómo, con estos antecedentes más la probada eficacia del sistema de reconocimiento facial de prófugos inserta en el plano del sistema integral de seguridad de la ciudad, en nombre de confusas opiniones jurídicas, con una abundante mezcla de desconocimiento operativo y sesgos cognitivos tendenciosos. Se expone a los ciudadanos en particular de la Ciudad de Buenos Aires y en general de todo el país, a ser revictimizados toda vez que, autores de diferentes hechos delictivos, evaden el sistema punitivo. Esta vez, por decisión de la Justicia.

 

 

 

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