El Sumo Pontífice finalizó su gira por Canadá y si bien confirmó que no renunciará, adelantó que por cuestiones de salud cambiará "el ritmo" de sus viajes.
Los problemas físicos afectan al Papa Francisco y su posible dimisión fue un tema que creció en los últimos meses a medida que sus dificultades para movilizarse se fueron incrementando.
En su regreso al Vaticano, y en una charla con periodistas en el avión, el Sumo Pontífice, de 85 años, descartó la chance de renunciar en el corto plazo, aunque dijo que modificará su rutina y cantidad de viajes para no empeorar el problema que tiene en su rodilla.
"No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes", admitió Francisco, quien en Canadá pidió perdón por los abusos cometidos a indígenas en internados religiosos.
Y agregó: "A mi edad y con esta limitación debo ahorrar un poco para servir a la Iglesia o, por el contrario, pensar la posibilidad de hacerme a un lado. No es una catástrofe, se puede cambiar de Papa, no es un problema".
Durante su viaje a Canadá, el Papa utilizó la silla de ruedas para desplazarse y evitar que se incrementen los dolores que arrastra en su rodilla derecha.
Al ser consultado nuevamente por una posible dimisión, el Papa dijo: "No he pensado en esta posibilidad. Pero, esto no quiere decir que pasado mañana no lo piense. Este viaje fue un poco el test. En este estado no se pueden hacer viajes, hay que cambiar el estilo, quizás pagar las cuentas de los viajes pendientes".
Francisco subrayó que buscará "seguir haciendo viajes y estar cercano a la gente" para continuar llevando a los pueblos la palabra de Dios.
También, indicó que pretende ir a Ucrania para dejar un mensaje de paz por el enfrentamiento bélico con Rusia y que su visita al Congo podría reprogramarse para el próximo año.
"Tengo toda la buena voluntad, pero veamos qué dice la pierna", dijo.
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