Los mapuches que huyeron durante el desalojo en Villa Mascardi continúan prófugos.

Aún se desconoce al paradero de los cuatro integrantes de la comunidad Winkul Mapu que escaparon de los predios usurpados. Dos de ellos debían presentarse hoy a una audiencia convocada por la Justicia

Los cuatro integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu que huyeron de los predios usurpados en Villa Mascardi durante el desalojo dispuesto por la Justicia, a principio de octubre, permanecen prófugos de la Justicia y su paradero es incierto.

Dos de ellos, Yéssica Bonnefoi y Cristian Colhuan, debían presentarse este lunes a una audiencia convocada por la Justicia, para dar inicio al proceso por la usurpación del primero de los predios tomados en el paraje, perteneciente a Parques Nacionales.

Se trata de la usurpación que derivó luego en otros asentamientos ilegales en Villa Mascardi, ubicado a 35 kilómetros de Bariloche, tras el cual los integrantes de la violenta agrupación avanzaron a otras propiedades linderas, tanto públicas y como privadas.

Además de los prófugos, hay otros siete imputados, integrantes del mismo grupo, de las cuales tres permanecen con prisión domiciliaria desde el último operativo de desalojo. Se trata de Luciana Jaramillo, Romina Rosas y la autoproclamada “machi” Betiana Colhuan. Además están involucrados en la causa María Nahuel, Maira Ailén Tapia, Joana Colhuan y Gonzalo Coña.

Sin embargo, la audiencia inicial no se pudo concretar debido a la ausencia de los abogados defensores, quienes se excusaron de asistir por participar de otro proceso judicial fuera del país. El juez federal de primera instancia, Hugo Grecca, decidió pasar a un cuarto intermedio por la ausencia de los patrocinantes de algunos de los imputados.

Uno de los abogados que sí se presentó a la audiencia, Virgilio Sánchez, pidió la suspensión de la audiencia no sólo por la ausencia “justificada” de sus pares, sino también porque sus defendidos tienen “derecho a estar en el juicio”, aunque uno de ellos es el que figura en el listado de prófugos.

La “causa madre” tiene su origen el 10 de noviembre de 2017 cuando los imputados ingresaron a un predio perteneciente a Parques Nacionales, en el marco de un supuesto plan de reivindicación territorial.

Dos semanas más tarde, el 23, la Justicia Federal ordenó el desalojo del lugar y los efectivos que estuvieron al frente de la diligencia lograron detener a varias mujeres que estaban en el terreno, aunque tal como ocurrió el 4 de octubre de este año, los hombres huyeron hacia la parte montañosa.

Dos días más tarde intentaron recuperar el control del predio, momento en el que se produjo un enfrentamiento entre mapuches e integrantes de la fuerza especial Albatros de la Prefectura Naval Argentina, en el que murió de un disparo Rafael Nahuel, integrante de la autodenominada comunidad mapuche.

Luego de ese intento de desalojo, la Justicia no volvió a disponer otras medidas similares hasta octubre, cuando finalmente la jueza subrogante Silvina Domínguez ordenó la liberación de todos los predios ocupados en el paraje.

Siete mujeres fueron detenidas en el momento – estaban acompañadas por cinco menores -  aunque tres de ellas recuperaron la libertad semanas más tarde. Las cuatro restantes permanecen detenidas en una “ruca” mapuche, en el casco urbano de Bariloche.

Desde entonces, los varones que integran el grupo, permanecen prófugos. Entre ellos está Matías Santana, conocido como “el mapuche de los binoculares”, quien horas después del allanamiento fue fotografiado cuando reclamaba por la liberación de las mujeres en el centro de Bariloche. Fue su última aparición pública.

“No tenemos dudas de que Santana es uno de los integrantes de la comunidad mapuche, ya que durante las diligencias de allanamiento y requisas que se realizaron en las viviendas que habían construido, antes de ser demolidas, estaban sus documentos personales”, dijeron fuentes de la Justicia.

Además, agregó la misma fuente: “Es pareja de la guía espiritual de la comunidad, de la machi, con quien tiene dos hijos. Por ese motivo su arraigo al grupo, ya no está en duda”. Sin embargo, su paradero es un misterio.

Paraje en calma

Luego del último desalojo, la paradisíaca villa–  situada en el corazón del Parque Nacional Nahuel Huapi- recuperó la calma de manera paulatina.

Los privados a los que les habían usurpado sus viviendas tomaron posesión de sus espacios y algunos de ellos trabajan en la reparación de los daños causados por las agrupaciones mapuches en los últimos años.

Un camping libre y una bajada de lanchas que está situada frente a la zona roja de conflicto,  recupera la actividad de a poco,  ya que durante los años que estuvieron los mapuches en el lugar, estos impedían el uso de ese espacio público bajo el argumento de que estaba ubicado dentro de su territorio ancestral.

En el abultado listado de antecedentes violentos, una familia que eligió ese sitio para despedir las cenizas de un familiar difunto, fue apedreada y hostigada por los encapuchados quienes exigieron la suspensión de la ceremonia, atacaron a quienes participaban de la misma y dañaron sus vehículos con piedras.

 

 

 

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