El dispositivo puede detectar cuándo se enciende el cigarrillo, cuándo la persona se lo lleva a la boca, cuándo inhala y cuánto tiempo lo tiene.

Un dispositivo inteligente, que se lleva en el cuello, y que podría ayudar a dejar el hábito de fumar, fue desarrollado por investigadores de la Northwestern Medicine University en Chicago, Illinois, Estados Unidos.

El collar, llamado "Smoke-Mon" (Fumador, en español), mantiene por completo la privacidad de quienes practican el hábito "ya que rastrea el calor, pero no las imágenes, lo cual representa un factor crítico para que la gente se sienta cómoda llevándolo".

"Esto va mucho más allá del número de cigarrillos que fuma una persona cada día. Se puede detectar cuándo enciende el cigarrillo, cuándo la persona se lo lleva a la boca y da una calada, cuánto inhala, y cuánto tiempo tiene el cigarrillo en la boca", afirmó el profesor Nabil Alshurafa, médico asociado en la especialidad de Medicina Preventiva de la Universidad Northwestern.

"Esta 'Topografía del Fumador' es importante por dos razones: la primera es permitir a los científicos medir y evaluar la exposición nociva al monóxido de carbono, y comprender más profundamente la relación entre la exposición química y las enfermedades relacionadas con el tabaco, como cáncer, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, enfermedades pulmonares, diabetes, EPOC, enfisemas y bronquitis crónica", refieren los investigadores.

"El segundo aspecto es ayudar a las personas en sus esfuerzos por dejar de fumar, comprendiendo cómo esta `Topografía del Tabaquismo', se relaciona con recaídas (volver a fumar con regularidad), que ocurre con frecuencia en las que dejan de fumar", amplía en detalle el trabajo científico.

La información puede utilizarse para predecir cuándo una persona va a recaer y cuándo intervenir con una llamada telefónica de un asesor de salud, por ejemplo, o incluso con un mensaje de texto o de video para ayudar a prevenir la recaída.

Los científicos tienen previsto estudiar la eficacia del dispositivo para detectar las caladas de los cigarrillos electrónicos. "Queremos intervenir antes de que caigan por completo. Una vez que lo hacen, resulta difícil volver a dejarlo. Para muchas personas que intentan dejar de fumar, un desliz es uno o dos cigarrillos, sin que sea volver a fumar con regularidad", abunda el ensayo médico.

"Una persona puede aprender de los deslices y tomar conciencia de que no ha fracasado, solo ha tenido un contratiempo temporal. Para evitar una recaída, podemos empezar a centrarnos en cómo manejar los desencadenantes y hacer frente a los antojos", desarrolló el investigador principal, Nabil Alshurafa, cuyo trabajo se publicó en la revista científica estadounidense "Proceedings of the Interactive Technologies".

Para el estudio se reclutaron a 19 voluntarios que participaron en 115 sesiones en las cuales los científicos examinaron comportamientos de fumadores controlados y libres. Se organizaron tres grupos de discusión, con 18 especialistas en tabaquismo para conocer y evaluar su opinión sobre el dispositivo, que consta de sensores térmicos.

Los dispositivos existentes deben estar conectados al cigarrillo, lo que cambia la forma en que una persona fuma y hace que los datos sean menos confiables. Algunos investigadores estudiaron formas no intrusivas de medir el hábito de fumar, como el uso de sensores de unidades de medición inercial en relojes inteligentes.

Sin embargo, estos métodos suelen confundirse con gestos de manos a la boca de los no fumadores, y generan muchos falsos positivos. Otra opción, las cámaras de vídeo portátiles, plantean problemas de privacidad, que limita la aplicabilidad basados en cámaras en entornos naturales

 

 

 

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