Por qué las reservas brutas del BCRA son USD 33.000 millones pero las disponibles tienen un saldo negativo de USD 1.700 millones.

Esa diferencia negativa de USD 34.700 millones era positiva en USD 14.524 millones al comienzo del gobierno de Alberto Fernández. Las causas y expectativas para el corto plazo.

El monto de libre disponibilidad de las reservas en divisas en el Banco Central es una de las preocupaciones que concentra la máxima atención del equipo económico, porque resulta clave para sostener la política de severo control de cambios, cepos a las importaciones y limitaciones de los pagos de deudas privadas con acreedores del exterior, además de las limitaciones de venta de dólares para ahorro y crecientes regulaciones en los mercados cambiarios-financieros alternativos, como MEP y Contado Liqui, sin que se produzcan variaciones disruptivas.

Tan es así que el ministro de Economía, Sergio Massa, pasó toda la última semana en China, en busca de la obtención de préstamos y renovación del swaps de monedas con el Banco Central chino; mientras que, en paralelo, la primera línea de funcionarios asesores de Economía avanza en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, para que anticipe los desembolsos programados, a tres semanas de los próximos vencimientos por USD 2.680 millones, y revertir el saldo neto negativo desde comienzos de mayo último, en el mejor de los casos, y desde marzo en las estimaciones extremas.

Composición de los activos externos del BCRA

En el caso argentino, las reservas brutas del BCRA cerraron en mayo levemente por arriba de USD 33.000 millones, están integradas por el total de activos externos que posee el ente monetario y se componen de diferentes conceptos, como el oro, los derechos especiales de giro (DEG) -históricamente por la cuota de la Argentina como país miembro del Fondo Monetario Internacional, pero desde abril 2022 se agregaron los desembolsos anticipados del FMI para honrar los vencimientos de cada trimestre; el swap de monedas con China que se acordó en 2009, en la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y que fue renovado desde entonces hasta el presente; las divisas, los préstamos a organismos internacionales y el saldo entre depósitos y préstamos en dólares en el sistema financiero local por parte de residentes (personas y empresas).

Sin embargo, no todas estas reservas están disponibles para la regulación del mercado de cambios por parte del BCRA, ya que algunos de esos activos tienen restricciones o compromisos con terceros, como es el caso del canje de monedas con China que se incorporó en 2009, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, y se renovó en 2014 y continuó con la presidencia de Mauricio Macri y luego de Alberto Fernández 2017, y ahora. El objetivo de este acuerdo era fortalecer las reservas internacionales y facilitar el comercio bilateral entre ambos países.

El monto inicial fue por 70.000 millones de yuanes (unos USD 10.000 millones de entonces), pero en febrero de 2022, previo a la revisión del acuerdo de préstamos de Facilidades Extendidas vigente con el FMI, se amplió a 105.000 millones de yuanes (USD 15.000 millones de dólares), tras la visita del presidente Alberto Fernández a China. En abril 2023, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que China autorizó una nueva ampliación del swap por 35.000 millones de yuanes (USD 5.000 millones), que permitiría al BCRA utilizarlos para pagar importaciones chinas sin afectar las reservas en dólares. De esta manera, el monto total del swap asciende actualmente a 130.000 millones de yuanes (unos USD 18.424 millones).

Y sobre el cierre de la última semana, el presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, suscribió la renovación anticipada del swap por 130 mil millones de yuanes por el plazo de 3 años, e inició el procedimiento de ampliación del monto de uso por otros 35 mil millones de yuanes, “dicha ampliación operará una vez que se agote el primer tramo de ampliación de uso utilizado para el intercambio comercial entre ambos países y por acuerdo de las partes. Aumentando de esta forma de 35 mil millones de RMB a 70 mil millones de RMB la capacidad de uso”, comunicó la entidad local.

No todas las reservas están disponibles para la regulación del mercado de cambios, ya que algunos de esos activos tienen restricciones o compromisos con terceros

Sin embargo, los economistas no consideran ese componente de las reservas brutas (representa en la actualidad poco más de la mitad) de libre disponibilidad, porque se trata de un asiento contable, similar al que registra en pesos por un monto equivalente el Banco de China, y sólo se puede utilizar para una operación comercial, como el pago de importaciones desde el país asiático, y se transforma en deuda pública externa. No está permitido su uso para hacer operaciones de intervención en el mercado de cambios frente a eventuales shocks externos o crisis de incertidumbre política.

Una parte menor, pero no menos importante, son las reservas en oro, las cuales representan en la actualidad algo más del 12% de las reservas brutas en el BCRA. Son 61,7 toneladas, que actualmente están valuadas en USD 4.000 millones, aproximadamente, las cuales pueden transformarse en líquidas de libre disponibilidad, aunque con algún costo y demora en su ejecución que, por tanto, no despejaría el cuadro de incertidumbre que llevaría a utilizar ese activo.

La Argentina ha usado el oro como parte de sus reservas internacionales en varias ocasiones a lo largo de su historia para fortalecer su posición de activos externos: Uno de ellos fue la compra directa de lingotes en el mercado internacional, especialmente durante la década de 1950, cuando el país acumuló más de 120 toneladas del metal y el otro fue la recepción de depósitos en oro de entidades financieras locales, que hizo entre 2001 y 2005 como parte del programa de reestructuración de pasivos del BCRA.

Pero no hay antecedentes de venta o caución para transformarlo en líquidas (dólares) porque exigiría un proceso complejo, y por tanto lento y riesgoso, dado que implicaría el traslado físico a la principal plaza internacional para comercializarlo, depositarlo en el Banco de Pagos Internacionales, para luego concretar la venta u ofrecerlo en garantía de un préstamo a corto o mediano plazo, a una tasa de interés que se encuentra en ascenso, más los gastos de traslado y comisiones, de ida y de regreso a país.

No hay antecedentes de venta o caución del oro para transformarlo en reservas líquidas (dólares) porque exigiría un proceso complejo, y por tanto lento y riesgoso

En similar condición se encuentran el swap con el Banco de Pagos Internacionales, de Basilea, que se estima en unos USD 3.000 millones; y el correspondiente a Sedesa por unos USD 1.760 millones, en garantía de los depósitos bancarios.

Tampoco son de libre disponibilidad los encajes bancarios por los depósitos en dólares que las entidades no pudieron prestar a empresas exportadores -limitación vigente para garantizar el repago y no generar descalce de monedas-, los cuales en el caso de las tenencias de particulares (empresas y personas humanas) totalizan poco más de USD 11.200 millones -aproximadamente 34% del total de las reservas brutas).

Saldo final líquido

De ahí que una fórmula primaria que utilizan los economistas para calcular las reservas netas es restar a la posición bruta los siguientes conceptos: los encajes bancarios en moneda extranjera; los swaps de monedas con China y otros países (BIS), y el correspondiente a la garantía de los depósitos (Sedesa), los cuales suman unos USD 34.500 millones; arroja un saldo neto de libre disponibilidad deficitario (negativo) de USD 1.666 millones, según la estimación de la consultora EcoGo que dirige la economista Marina Dal Poggetto.

Sin embargo, algunos economistas van un poco más allá en su análisis, y destacan que para llegar al monto neto real de libre disponibilidad (alta liquidez) también hay descontar los USD 4.004 millones en oro, por las complicaciones que generaría su venta o incluso caución; y el saldo de DEG de USD 1.686 millones para poder honrar próximos vencimientos con el FMI, y llegan a un saldo negativo final notablemente más abultado: USD 7.356 millones.

“Hoy las reservas netas en el BCRA son negativas en USD 1.700 millones después de restar a las reservas brutas los encajes, el swap con China, el repo con Basilea y los depósitos de Sedesa en el BCRA. Algunos economistas restan el oro y los DEG y concluyen que las reservas líquidas netas son negativas en USD 7.400 millones y aclaran, no sin intencionalidad, que son el 66% de los encajes de los depósitos en dólares”.

Algunos economistas restan el oro y los DEG y concluyen que las reservas líquidas netas son negativas en USD 7.400 millones (Dalpoggetto)

En ambos casos, se trata de un notable deterioro de la posición neta de activos externos del Banco Central en comparación con la que recibió el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, al asumir el 10 de diciembre de 2019, de USD 14.524 millones y USD 10.740 millones, respectivamente, como así también de la estimada al cierre de 2022 cuando se suponía que el impacto de la singular sequía en la Pampa Húmeda sobre las cuentas externas y finanzas públicas del país sería sustancialmente menor al realmente verificado: USD 8.752 millones en el primer ejercicio y negativo en USD 630 millones, en el segundo.

Las expectativas del mercado revelan que sólo en un escenario de notable saneamiento de las finanzas públicas y liberación de los cepos y controles de cambio que afectan a la economía se podrá asistir a un cuadro virtuoso de recuperación de las reservas brutas y netas de libre disponibilidad en el BCRA.

Según el balance cambiario del BCRA, en los primeros 41 meses de Gobierno del Frente de Todos la balanza comercial arrojó un superávit de USD 48.646 millones, resultado de liquidación de exportaciones por USD 243.821 millones e importaciones por USD 195.175 millones, e ingresaron USD 4.820 millones netos de los desembolsos del FMI; y USD 2.651 millones de inversiones de no residentes; pero, por el contrario, salieron en términos netos USD 22.591 millones por pago de intereses de la deuda; USD 19.891 millones por pago de préstamos financieros y líneas de crédito; USD 4.768 millones para la formación de activos externos (fuga de capitales); y USD 581 millones por giro de utilidades y dividendos, principalmente.

 

 

 

 

 

 

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