“Ansiedaca”: el lado oscuro de la resaca que pocos conocen.
Dolor de cabeza, náuseas, fatiga... y ansiedad. La resaca esconde un síntoma poco conocido que puede amargar tu día después. Descubre qué es la “ansiedaca”, por qué ocurre y cómo evitarla. Porque la resaca no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente, según un reporte de National Geographic.
Después de una noche de copas, muchos experimentan los síntomas típicos de la resaca: dolor de cabeza, náuseas, sensibilidad a la luz y fatiga. Pero hay otro síntoma a menudo pasado por alto: la ansiedad, o “ansiedaca”, como se le conoce en las redes sociales.
La ansiedad después de beber puede manifestarse como irritabilidad en algunas personas, en lugar de preocupación excesiva. Puede ocurrir junto con otros síntomas de resaca o aparecer sola, incluso en personas que generalmente no son ansiosas y que no tienen un diagnóstico formal de ansiedad, según explica a National Geographic Edwin Kim, director médico de un centro de tratamiento de adicciones en la Universidad de Pensilvania.
¿Por qué ocurre la ansiedad después de beber?
El alcohol interfiere con un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA), clave para la relajación y la calma del sistema nervioso central. Al unirse a las proteínas cerebrales con las que interactúa el GABA, el alcohol provoca un efecto sedante inicial.
Pero a medida que el alcohol aumenta las acciones del GABA, la cantidad de este neurotransmisor que produce naturalmente el cuerpo comienza a disminuir, según reporta el artículo de National Geographic. “Si el alcohol se elimina antes de que el GABA se restablezca, te quedas con la ansiedad que tenías antes, y a veces más”, explica al medio David Nutt, neuropsicofarmacólogo del Imperial College London.
Otro neurotransmisor, el glutamato, puede aumentar aún más la ansiedad. Al caer los niveles de alcohol después de beber, el exceso de señales de glutamato crea un estado temporal de alta energía y ansiedad.
En bebedores sociales ocasionales, los sistemas de GABA y glutamato se restablecen a la normalidad en algún momento del día siguiente y la ansiedad desaparece. Sin embargo, la desregulación de este sistema es más pronunciada en bebedores crónicos, ya que el cerebro se adapta al alcohol frecuente y excesivo eliminando algunos receptores de GABA a largo plazo, lo que dificulta la capacidad del cerebro para calmarse sin alcohol.
Algunos bebedores diarios incluso experimentan este efecto antes de su primer trago del día, ya que el cerebro anticipa el alcohol y reduce temporalmente los niveles de GABA de forma proactiva, según destaca el artículo.
¿Hay otros factores que contribuyen a la “ansiedaca”?
Según National Geographic hay varios procesos biológicos pueden conducir indirectamente a la ansiedad post-consumo:
- La metabolización del alcohol en acetaldehído, una sustancia tóxica que causa náuseas y fatiga, lo que puede generar irritabilidad y ansiedad.
- La interrupción del ciclo natural del sueño por el alcohol, que provoca inquietud durante la noche y sensación de mal humor y nerviosismo al día siguiente.
- La reducción del azúcar en sangre, que puede estresar el cuerpo y desencadenar ansiedad.
- La alteración del microbioma intestinal, ya que el alcohol irrita los intestinos y modifica los microorganismos que allí habitan.
En bebedores diarios o casi diarios, la ansiedad al día siguiente puede deberse a síntomas de abstinencia alcohólica, especialmente si se acompaña de temblores físicos. Para algunos, la ansiedad de la resaca puede enmascarar una ansiedad generalizada subyacente, que se revela cuando el alcohol desaparece de su sistema.
¿Cómo prevenir la ansiedad post-consumo?
La clave está en moderar el consumo de alcohol, ciñéndose a las pautas oficiales: un máximo de 2 tragos al día para los hombres y 1 para las mujeres. Intercalar agua entre las bebidas alcohólicas y después de ellas podría aliviar levemente los síntomas, al diluir la concentración de acetaldehído en la sangre.
Pero cuidado con supuestos remedios que en realidad empeoran las cosas, como tomar paracetamol antes de acostarse. Este medicamento compite con el alcohol por las enzimas hepáticas encargadas de descomponer ambas sustancias, por lo que su consumo conjunto ralentiza la eliminación del alcohol del organismo.
Afortunadamente, la creciente oferta de bebidas sin alcohol brinda alternativas atractivas para socializar sin los efectos negativos. Desde vinos y cervezas bajos en alcohol hasta ingeniosos cócteles con ingredientes que replican la textura y el sabor de las bebidas espirituosas, las opciones son cada vez más variadas. Algunos productos incluso incorporan hierbas que potencian la acción relajante del GABA, logrando un efecto calmante sin necesidad de alcohol.
Es normal excederse de vez en cuando con el alcohol en ocasiones especiales. Pero si la ansiedad post-consumo se vuelve un compañero habitual, es hora de replantearse los hábitos. Como bien resume el Dr. Kim a National Geographic, “cuanto menos expongamos nuestro cuerpo al alcohol, menos probabilidades tendremos de sufrir sus consecuencias negativas”.
Muertes de mujeres por consumo excesivo de alcohol en aumento
Entre 2016-2017 y 2020-2021, la cifra de muertes de mujeres por consumo excesivo de alcohol en Estados Unidos aumentó un alarmante 34%, según un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). En el caso de los hombres, el incremento fue del 26.8%.
En promedio, las muertes anuales por esta causa pasaron de 138,000 a 178,000 en esos períodos, lo que representa unas 488 muertes diarias durante 2020-2021. Las muertes plenamente atribuibles al alcohol han aumentado en las últimas dos décadas, particularmente de 2019 a 2020 junto con el brote de la pandemia de COVID-19.
¿Qué factores contribuyen a este aumento?
El informe de los CDC señala varios factores preocupantes durante este período:
- Aumento en las tasas de consultas en emergencias de hospitales vinculadas al uso agudo de alcohol.
- Incremento en las ventas per cápita de alcohol.
- Mayor disponibilidad de bebidas alcohólicas en muchos estados.
Mientras las muertes anuales promedio de hombres por consumo excesivo de alcohol subieron de 94,362 a 119,606 entre ambos períodos, la cifra para las mujeres creció de 15,136 a 58,701. Este incremento desproporcionado entre las mujeres es consistente con otro estudio reciente que encontró un aumento mayor en las tasas de muerte plenamente atribuibles al alcohol en ellas en comparación con los hombres.
Estos hallazgos resaltan la urgente necesidad de abordar el consumo excesivo de alcohol como un problema crítico de salud pública, con estrategias de prevención y tratamiento enfocadas especialmente en la población femenina.
¿Una copa antes de dormir? Los efectos del alcohol en el sueño
Muchos adultos disfrutan de una copa de vino u otra bebida alcohólica antes de acostarse, creyendo que les ayuda a conciliar el sueño. Pero aunque el alcohol puede provocar somnolencia inicialmente gracias a su efecto sedante, en realidad podría estar arruinando el descanso nocturno, según reporta Sleepcenterinfo.
¿Cómo afecta el alcohol al sueño?
El alcohol deprime el sistema nervioso central (SNC), que controla funciones como la respiración, el corazón y la actividad cerebral, incluyendo el sueño. Los trastornos del sueño son comunes en personas con un SNC deprimido.
Además, el alcohol reduce la cantidad de sueño REM, la fase en la que típicamente se sueña y se obtiene el descanso más reparador. Este efecto es más pronunciado cuanto mayor es la ingesta de alcohol.
El consumo nocturno de alcohol también puede alterar el ritmo circadiano, el ciclo interno que regula los patrones diarios de sueño y vigilia. Al beber, el alcohol impide que el ritmo circadiano responda a la luz natural que lo mantiene sincronizado.
Otras formas en que el alcohol puede afectar negativamente al sueño incluyen:
- Interrupción del ciclo del sueño, desequilibrando el tiempo que se pasa en cada fase del sueño, lo que causa mala calidad del sueño y una duración más corta.
- Más despertares nocturnos o sueño perturbado.
- Somnolencia diurna excesiva a la mañana siguiente.
- Privación del sueño.
- Cambios anormales en el patrón normal de sueño (arquitectura del sueño alterada).
- Posible desencadenamiento de acidez estomacal nocturna.
Los ronquidos son otro problema común después de unos tragos nocturnos, según sleepcenterinfo. El alcohol relaja los músculos de la garganta, aumentando la probabilidad de que las vías respiratorias superiores se obstruyan o colapsen. Esto incrementa la vibración del tejido blando de la garganta al respirar, causando el sonido familiar de los ronquidos.
Por eso, consumir alcohol antes de dormir puede causar muchos problemas si se ronca con frecuencia o se tiene apnea del sueño obstructiva. Tanto el insomnio como el sueño alterado son comunes entre las personas con dependencia al alcohol.
El alcohol puede reducir la cantidad de sueño REM cada noche. Así que beber antes de acostarse puede provocar síntomas similares al insomnio, lo que puede llevar a la automedicación con más alcohol para dormir, creando un círculo vicioso de sueño deficiente y mayor consumo de alcohol.
Según un estudio publicado en la revista Substance Abuse, los pacientes dependientes del alcohol con insomnio tienen más probabilidades de usar alcohol para mejorar el sueño que aquellos que no tienen insomnio.
El consumo excesivo de alcohol es especialmente problemático para conciliar y mantener el sueño, y existe un vínculo entre el abuso del alcohol y los problemas crónicos de sueño. Esto se debe a que cualquier persona que use el alcohol como ayuda para dormir desarrolla tolerancia. La tolerancia puede desarrollarse en tan solo tres días consecutivos, requiriendo más alcohol antes de acostarse para obtener los efectos sedantes.
¿Cómo dormir mejor y seguir disfrutando del alcohol?
Si se quiere beber ocasionalmente o disfrutar de una copa regular antes de dormir, se pueden seguir algunos consejos para evitar que el alcohol perturbe el sueño:
- Dejar de beber al menos 4 horas antes de acostarse, para dar tiempo al cuerpo a metabolizar el alcohol.
- Limitarse a una o dos bebidas alcohólicas. Beber menos por la noche no impacta el sueño de la misma manera que un consumo excesivo.
- Reducir la ingesta total de alcohol, especialmente si se ha desarrollado tolerancia y se necesita beber más para conciliar el sueño.
- Practicar una buena higiene del sueño antes de acostarse, como escribir en un diario, hacer yoga o meditación, y evitar dispositivos electrónicos.
- Hacerse pruebas de trastornos del sueño si el alcohol empeora ronquidos regulares o apnea del sueño. Los trastornos del sueño no desaparecen solos y requieren tratamiento adecuado.
Algunos síntomas comunes de trastornos del sueño a tener en cuenta incluyen:
- Ronquidos fuertes y crónicos
- Atragantamiento, jadeos o tos durante el sueño
- Garganta seca o dolorida por la mañana
- Pausas en la respiración durante la noche
- Fatiga o somnolencia durante el día
- Tardar más de 30 minutos en conciliar el sueño cada noche
- Despertarse al menos una vez durante la noche, o demasiado temprano en la mañana
- Despertarse cansado y sin descansar, incluso después de una noche completa de sueño
A menudo, es la pareja de sueño quien nota estos síntomas. Si le preocupan, hable con su pareja para ver si ha notado algo inusual.
Recuerde que el consumo de alcohol deprime el sistema nervioso, lo que puede aumentar la probabilidad de experimentar un trastorno del sueño.
Un simple trago por la noche puede tener un impacto inesperadamente amplio en la calidad y cantidad del sueño. Comprender la compleja relación entre el alcohol y el descanso es clave para disfrutar de un sueño verdaderamente reparador cada noche.
0 Comentarios